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jueves, 16 de junio de 2011

La concertación como alternativa conveniente


Para el Partido Socialista los resultados de las elecciones en Melilla han sido malos, muy malos.
Las causas que pueden explicar la debacle son, sin duda, el pernicioso pacto mantenido con CpM durante los últimos tres años, y también la crisis económica que azota al país y se ceba principalmente con el gobierno y el partido que lo sustenta.
Pero en mi opinión ese rechazo también está revelando el fracaso de una política de oposición crítica y radical, basada en la confrontación a veces descarnada.
No quiero decir que sea el PS el único culpable del insoportable clima de crispación en que ha desenvuelto la Asamblea de Melilla durante la última legislatura, pero también pienso con sinceridad que no ha sido ajeno a ella.
Lo que resulta evidente es que el partido con su estrategia actual no es percibido como una alternativa al PP; no convence, no entusiasma y no general confianza.
Yo creo que es necesario dar un giro estratégico y cambiar la política de confrontación por otra de colaboración. En el programa electoral se recogen algunas iniciativas muy positivas para la ciudad que el partido debería intentar plasmar en realidad.
Cómo hacerlo, es la pregunta que a continuación se plantea. Yo creo que la única forma posible es la de recurrir a un instrumento tan apropiado para estos efectos como generalmente olvidado: la negociación y a ser posible el acuerdo.
Claro que negociar lleva consigo una serie de exigencias: por lo pronto la de ser capaz de ceder, y también el deber de lealtad y respeto hacia la otra parte; porque sin esos condicionantes la negociación ciertamente es imposible.
Yo creo que hay que llevar a la Asamblea lo que al menos de momento sigue siendo  una realidad entre los melillenses, capaces de relacionarse por encima de ideas y afinidades políticas. Porqué no pueden nuestros representantes políticos relacionarse con la misma naturalidad.
Creo que es un cambio de actitud necesario atendiendo a una mera consideración de higiene democrática y de exigencia ética, casi moral. Un partido que ha llevado la educación para la ciudadanía a las aulas no debería contribuir en modo alguno a que algunos plenos de la Asamblea se conviertan en acontecimientos no aptos para menores; con un efecto por lo demás absolutamente nocivo para la imagen y el prestigio de la política y los políticos.
Pero es que además ese cambio de actitud le beneficia estratégicamente. El PS en Melilla sólo puede crecer atrayendo a votantes de centro,  por definición moderado, o procedentes de la enorme masa de abstención, que muchas veces lo es porque está harto de una confrontación que poco contribuye a resolver los problemas. A la izquierda del PS hay muy pocos votos por lo que muy poco es lo que le beneficia radicalizar el discurso.
El PP no va a facilitar ese cambio de actitud, porque se siente cómodo en estas circunstancias. Ellos controlan los medios de comunicación y gozan de todas las ventajas que se deriva de ocupar el gobierno. Sin embargo, eso no debería ser una excusa para que el PS eludiera un cambio estratégico que le reportaría beneficios a medio y largo plazo.
Es verdad también que este periodo de enfrentamiento ha dejado muchas heridas abiertas, pero igualmente afirmo que éstas no deberían condicionar una estrategia.
Una ocasión para exteriorizarlo y ponerlo en práctica es la sesión de investidura; un acto idóneo por su solemnidad y visibilidad para mostrar una disposición sincera y leal para la colaboración en temas de ciudad y al mismo tiempo exigir respeto la oposición a los miles de votos que están detrás de ella.

Hay dos temas de ciudad que podrían constituir un marco de consenso: la ampliación del puerto y la conformación de Melilla como un foco de formación y conocimientos.
Melilla tiene que encontrar un modelo económico y tiene que hacerlo ya, para que dentro de diez o quince años ese modelo pueda estar funcionando y dando a la ciudadanía las oportunidades que se merece.
Sin embargo nuestras posibilidades de desarrollo económico hoy por hoy son muy limitadas: el comercio puede crecer paro no mucho, y lo mismo le pasa al turismo, en tanto que los servicios públicos no son suficientes para dar ocupación a una población que sigue creciendo.
El Partido Popular lleva tiempo machacándonos literalmente con su proyecto de la ampliación del puerto. Un proyecto que ofrece muchas dudas en cuanto que verdaderamente pueda resultar generador de tantos empleos como se dice, e incluso de que resulte realmente competitivo en nuestro entorno, amen de los inconvenientes medioambientales que presenta.  No obstante, tal vez haya llegado el momento de mostrar interés sincero en que se explique ese proyecto y se analice en qué consiste.
Otro tema de ciudad es el que propone a Melilla como un centro de difusión de conocimiento y formación que irradie hacia nuestro entorno tanto peninsular como magrebí. Uno se pone a pensar si Melilla podría ser verdaderamente un referente educativo de primer orden al nivel universitario, ofertando titulaciones con demanda en nuestro entorno: farmacia, medicina, ingenierías; he aquí otro campo posible para la negociación y el acuerdo.

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