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jueves, 2 de junio de 2011

Rubalcaba y liderazgo necesario


No recuerdo si es al exasperante Murphi a quien se le atribuye una de esas leyes que irremediablemente se acreditan a cada paso a través de nuestra experiencia.
La ley a la que me refiero guarda relación con el ascenso de las personas en las estructuras organizativas jerárquicas de cualquier naturaleza, y viene a señalar que todo sujeto asciende en una jerarquía organizada justo hasta la posición en que alcanza su nivel de incompetencia.
Ese es su enunciado básico, que se complementa con la explicación de que a partir de ese nivel la falta de capacidad le impide alcanzar un rango superior en la escala.
La conclusión que se deriva de esa regla resulta tan paradójica como inquietante, pues nos conduce a la constatación de que la constelación de estructuras organizativas de todo orden que circunda nuestra existencia, resulta estar en manos de un tropel de excelsos incompetentes.
Esta regla o ley que en su día me hizo pensar, me ha venido a la cabeza en estos momentos en los que desde el Partido Socialista se ha venido a encontrar en Rubalcaba, o Alfredo si se quiere, que a estos efectos tanto da, la persona en quien se ha pensado para conseguir sacar al partido socialista del atolladero en que se encuentra.
La pregunta que a conticuación me he planteado es ¿ha alcanzado ya Rubalcaba su nivel de incompetencia y por tanto no debiera ioptar a la presidencia del gobierno?
Conste que siempre me he considerado y sigo siendo un acérrimo admirador de Rubalcaba, una de las cabezas mejor amuebladas no sólo del socialismo español sino de la entera clase política de España. Y conste también que no comparto que se trate de un personaje con una experiencia tan abultada que pudiera llegar a ser un lastre. Y mucho menos objetaría su edad, algo avanzada en relación con la absurda creencia de que a partir de los cincuenta la vida útil del político empieza a dar muestras de agotamiento. Nada de eso le resta un ápice de interés y fuerza al candidato.
Pienso que en otras condiciones Rubalcaba sería un excerlente candidato a la presidencia del gobierno, y también un excelente presidente. Sin embargo el reto que ahora se le plantea al PSOE me parece mucho más exigente. 
El reto ahora no consiste en afinazar un liderazgo personal, sino en conformar un nuevo liderazgo social y colectivo; un liderago que no se concreta ni personifica en alguien concreto, sino en la idea de que la organización cuenta con un proyecto creíble y con gente capaz de acometerlo; porque siento que eso es lo que hoy se hecha de menos. Para esa tarea Rubalcaba no me parece competente, como ningún dirigente aisladamente considerado podría parecérmelo; eso requiere un sustrato colectivo que en la actualidad no veo, precisamente porque nadie se ha preocupado en mantenerlo.

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