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lunes, 15 de agosto de 2011

Actitudes previsibles

Hoy leo en El País que la fiscalía anticorrupción ha denunciado la presunta financiación ilegal de actos electorales celebrados en Valencia durante la campaña de las elecciones generales de 2008, en los que participaba el mismísimo Rajoy.

Se trata de uno de los muchos flecos que presenta la trama Gurtel, en el que, según el relato del fiscal, la dinámica ilegal consistía en que determinadas empresas se hacían cargo del coste de dichos actos, de cuya organización se ocupaba la famosa Orange Market del inefable "Bigotes", a la que se le efectuaban los gastos previa la emisión de facturas falsas con cargo a dichas empresas, las cuáles, obviamente, si asumían esos costes es porque obtendrían los beneficios por otro lado, probablemente los presupuestos de las instituciones valencianas y los jugosos contratos de los que resultaban adjudicatarios.

El funcionamiento de la trama es tan sencillo de entender como la lógica consecuencia de considerar que la reacción correcta por parte de cualquier partido político honrado que se viera involucrado en tales hechos, consistiría en asumir responsabilidades políticas y, cuando menos, pedir perdón a la sociedad.

Sin embargo, estoy seguro de que no arriesgo en mi previsión de que ante esta denuncia el PP no asumirá ninguna responsabilidad política, negará las acusaciones y, además, acusará a policías y fiscales de actuar concertadamente y a las órdenes del "gobierno socialista", como gustan decir, para perjudicarle políticamente.

Se trata de la escusa burda y previsible que cabría esperar de cualquier delincuente, aunque en realidad, y esto es lo más grave, coincide con la estrategia de elusión de responsabilidades que adoptará, una vez más y sin el menor atisbo de rubor, quien se postula para hacerse cargo del gobierno del Estado.

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