La aprobación de la reforma laboral en el Senado ha supuesto un paso más en el que parece ser un camino irreversible hacia su definitiva plasmación en la Ley durante el mes de septiembre. El proyecto ha salido adelante con los votos del PSOE, la abstención de los nacionalistas vascos y catalanes y la oposición del PP. La conclusión que han hecho pública los sindicatos mayoritarios es que ahora ven "mas necesaria que nunca" la huelga general convocada para el día 29 de septiembre.
Indudablemente el ánimo y el propósito que mueve a los sindicatos es el de defender los derechos e intereses de los trabajadores, que consideran amenazados con la reforma, del mismo modo que la intención del Gobierno y de las distintas fuerzas políticas es promover el interés general, eso sí, cada cual de acuerdo con sus propios planteamientos de política económica y social.
Así las cosas, no alcanzo a comprender los beneficios que los sindicatos esperan obtener promoviendo una huelga general dirigida contra una reforma como la que propugna el Partido Socialista, cuyo contenido, por mucho que se aleje de la postura sindical, siempre será más cercano que el que pueda derivarse del modelo de relaciones laborales que propugna la derecha, y en particular el Partido Popular, que es la alternativa real de Gobierno
El seguimiento que logre concitar la huelga general hoy por hoy resulta incierto, y un posible fracaso en la convocatoria no creo que beneficie la posición de los sindicatos a la hora de particpar en la gestión de la reforma. Pero aun cuando constituyera un éxito rotundo de participación, en estos momentos ello no supondría más que incrementar el desgaste al que la crisis económica está sometiendo al Gobierno, animando al Partido Popular a denunciar su debilidad y demandar con más fuerza elecciones anticipadas, alentado por las expectativas favorables, presumiblemente incrementadas, que en estos momentos anticipan las encuestas.
De consumarse un escenario electoral que decantara una victoria del PP, ¿qué ventaja objetiva habrían alcanzado los sindicatos con la huelga? Desde la perspectiva de unos sindicatos de izquierda, ¿es oportuno en estos momentos debilitar la posición del Gobierno? ¿es útil en algún sentido a los planteamientos sindicales? ¿acometería el Partido Popular una política laboral más cercana a las pretensiones de los sindicatos convocantes?
Supongo que los sindicatos se habrán planteado este tipo de preguntas, y por eso comprendo menos la convocatoria de esta huelga.