Datos personales

domingo, 22 de agosto de 2010

Explotación en la frontera

En una entrada anterior me preguntaba para quién trabaja la mujer que aparece en la fotografía, que se dedica a transportar bultos desde el lado español al marroquí de la frontera de Melilla, percibiendo entre tres y cinco euros dependiendo del peso de la carga. Con suerte podrá realizar tres o cuatro pases al día.

La mujer no lleva el bulto a sus espaldas porque sea estúpida, sino porque para evitar el pago de los aranceles el transporte debe realizarse de este modo.

En sentido estricto esa mujer trabaja para quien le paga y se beneficia de su actividad, aunque el negocio está montado de tal modo que nadie aparece como responsable.

El caso es que esa mujer está realizando un trabajo en Melilla, que es España, donde la fotografía ha sido tomada, y sin embargo a nadie parece preocuparle las condiciones laborales en que lo hace. ¿Acaso la vigencia de la legislación española se detiene unos cuantos metros antes de llegar a la frontera? o es que Marruecos no sólo se ha adueñado de la denominada tierra de nadie, sino que también extiende sus "normas" laborales a los aledaños a este lado de la frontera oficial.

Curiosamente nadie protesta porque en el territorio de Melilla, que es español y europeo, se toleren tales condiciones de abuso y explotación.

Y como Melilla también se lleva una buena tajada del negocio, incluso somos capaces de lavar nuestra conciencia argumentando que, en realidad, este "atípico" comercio da de comer a estas personas.

Al fin y al cabo el viejo argumento con el que siempre se ha querido justificar y perpetuar la explotación de los más pobres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario