Datos personales

domingo, 6 de marzo de 2011

La impostura del éxito y la derrota

En una columna de El País de hoy Juan Cruz refiere un verso del famoso poema If, de Kipling, en el que el poeta inglés nos advierte de que las sensaciones de triunfo y de derrota son dos impostoras a las que conviene dar el  mismo tratamiento pues, como apunta Cruz, al final siempre nos espera la vida para relativizarlo todo, de tal modo que en la euforia del triunfo encontraremos también la desazón inevitable, y en la tristeza de la derrota la ocasión para albergar esperanza y alegría.

El pensamiento me ha parecido muy interesante y me ha dado ocasión para reflexionar, lo que siempre viene bien al espíritu, además de en cierto modo reconfortarme, lo que también es una evidencia de que atravieso un momento en el que prevalecen las incertidumbres. 

Creo que Kipling expresa un planteamiento vital muy positivo y extraordinariamente útil que me interesa y quiero retener; el de que debemos evitar envanecernos de nuestros éxitos y reparar en que pueden ser, y en general lo son, efímeros, y casi siempre incompletos e incapaces de proporcionarnos la felicidad plena, al tiempo que tampoco debemos dejarnos dominar por la inevitable pesadumbre que es normal que acompañe a nuestros fracasos, pues en estos también debemos, porque podemos conseguirlo, esforzarnos en encontrar motivos que nos permitan ser felices, o lo que tal vez sea lo mismo, sentirnos dignos de ser quienes somos.

La interesante columna de Juan Cruz también me ha llevado a conocer el magnifico poema de Kipling y acercarme a la figura de su autor, y sobre todo me ha proporcionado la ocasión de valorar la apacible sensación de no desear el mal de nadie y de querer y saberme querido por los mios, todo lo cual me sirve para dar por más que bien aprovechado este domingo.

If

Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,
han perdido la suya y te culpan de ello.

Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aún así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.

Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruírlo con herramientas maltrechas.

Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un sólo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos que valieron la pena recorrer...

Todo lo que hay sobre La Tierra será tuyo,

y lo que es más: serás un hombre, hijo mío

No hay comentarios:

Publicar un comentario