miércoles, 22 de septiembre de 2010
Alzheimer y machismo en las mesas petitorias
Ayer día 21 de septiembre se celebró el Día Mundial contra el Alzheimer, una jornada con la que se pretende llamar la atención sobre esa terrible enfermendad que se lleva en vida a las personas y castiga cruelmente tanto a quienes la padecen como a sus familias.
Entre las diversas actividades que se organizan con ocasión de este evento, y al igual que ocurre con el cáncer, la esclerosis y otras muchas enfermedades de trascendencia social, no deja de sorprender la aparición de mesas petitorias con las que recabar fondos destinados a combatirlas, cuando debieran ser las Administraciones Públicas y a través de sus presupuests las que proveyeran los recursos necesarios para hacerles frente.
Pero más que sorprendente lo que resulta profundamente decepcionante y lamentable es la imágen machista que ofrecen esas mesas petitorias compuestas exclusivamente de mujeres, que cual antiguas damas benéficas y caritativas de la "buena sociedad", reproducen perversos estereotipos sexistas que engañosamente nos parecen superados, cuando es evidente que algunos y sobre todo algunas se empeñan en perpetuar.
viernes, 17 de septiembre de 2010
Moderado Rajoy
Con un tono bastante bajo se desarrollado la visita de Rajoy a Melilla, lo que no llamaría la atención si no fuera porque el previsible discurso del PP, habida cuenta los antecedentes y los términos con que Marruecos se ha opuesto esta vez a la vista, se esperaba más contundente que el expresado.
En su intervención pública Rajoy se ha mostrado comedido, sensato, responsable, respetuoso con el vecino marroquí, quitando hierro al asunto. Un ejercicio de diplomacia que en el plano de las relaciones internacionales viene a ser el más inteligente y adecuado, pero que también es radicalmente opuesto al de la llamada arrebato y sublime indignación con que el PP quiso entorpecer las gestiones del Gobierno durante los recientes acontecimientos de este verano que acaba.
Nada que ver el planteamiento de la visita de Rejoy con el recurso a la testosterona y los valores patrios que Aznar vino a desplegar en aquellos momentos, y que aunque fue tan aplaudido por algunos, tal vez pueda explicar porqué esta visita de Rajoy, a diferencia de otras anteriores, ha suscitado una protesta que por improcedente, que los es, no deja de ser expresiva de que las relaciones con Marruecos no atraviesan su mejor momento, lo que nunca es una buena noticia para Melilla y los melillenses.
Tal vez sea que Rajoy se ve cerca de la Moncloa y empieza a asumir actitudes más responsables, sabedor de que las relaciones con Marruecos son asunto extremadamente delicado. Lo dudo. Lo que sí presiento es que el discurso moderado de ayer no es el que la parroquia popular hubiera deseado. Aunque no lo expresen, me temo que más de uno ha quedado defraudado.
martes, 14 de septiembre de 2010
A vueltas con la legalización de las drogas
Con sus recientes declaraciones a favor de una legalización de las drogas internacionalmente concertada, Felipe González ha vuelto a poner sobre la mesa un viejo debate que de tiempo en tiempo reaparace para ser inmediatamente postergado de la mano del discurso oficial de lo políticamente correcto.
Las consecuencias que se derivarían de un escenario de legalización son difícilmente previsibles, aunque alguna experiencia pudiera servir de referente, como es el caso de la legalización del alcohol en los EEUU tras un largo periodo de prohibición basada en análogas consideraciones de moralidad pública que las que se esgrimen respecto de las drogas; decisión que con sobrada perspectiva histórica hoy nadie discute como acertada.
Las consecuencias de la actual estrategia de represión sin embargo son sobradamente conocidas y han consistido en la generación de un mercado ilegal que dispara el precio de las drogas, de cuya producción y distribución se ocupan y benefician poderosas organizaciones criminales de muy diversa tipología, incluidas las de carácter terrorista, incrementando además el riesgo de los consumidores ante la inexistencia de mecanismos que garanticen la pureza del producto.
A los anteriores inconvenientes hay que añadir la necesidad de destinar ingentes recursos a la persecución y represión del tráfico ilegal, con resultados muy limitados en términos de eficacia, puesto que las aprehensiones resultan insignificantes en comparación con el ingente volumen de tráfico que consigue colocar su mercancía ilegal al alcance de quien quiera consumirla, beneficiándose por otro lado del atractivo que comporta lo prohibido, particularmente entre los más jóvenes.
En mi opinión todo esto pone en evidencia que el vigente modelo represivo ha fracasado y fracasa estrepitosamente cada día, lo que debería constituir una razón suficiente para abordar un nuevo planteamiento estratégico global en el que la legalización no debería ser descartada.
Mucho me temo sin embargo que a ello se opone un estado de opinión generalizado, eminentemente conservador, para el que la prohibición de las drogas no admite discusión ni alternativa, a pesar de que los hechos demuestran que más que aminorar el problema no viene sino a incrementarlo.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Efectos anticipados de la huelga general
Ya reflejé el otro día que no entendía a qué estrategia sindical obedecía la convocatoria de la próxima huelga general, poque colocaba a los sindicatos en una situación en la que cualquiera que fuese su resultado las consecuencias no le serían favorables.
Ahora compruebo que la derecha no ha esperado siquiera al resultado de la huelga, y ante la previsión de un escaso seguimiento de la misma ha descontado ya su fracaso y deducida una pérdida de fuerza de los sindicatos, lo que ha llevado a Esperanza Aguirre, la abanderada de la vanguardia neocon en el Partido Popular, a plantear la reducción del número de liberados sindicales en la Comunidad de Madrid.
Y es que sin negar un ápice de buena voluntad a sus dirigentes, la estrategia elegida por los sindicatos en este momento tan crítico y delicado, a mi juicio, no tiene piés ni cabeza.
Ahora compruebo que la derecha no ha esperado siquiera al resultado de la huelga, y ante la previsión de un escaso seguimiento de la misma ha descontado ya su fracaso y deducida una pérdida de fuerza de los sindicatos, lo que ha llevado a Esperanza Aguirre, la abanderada de la vanguardia neocon en el Partido Popular, a plantear la reducción del número de liberados sindicales en la Comunidad de Madrid.
Y es que sin negar un ápice de buena voluntad a sus dirigentes, la estrategia elegida por los sindicatos en este momento tan crítico y delicado, a mi juicio, no tiene piés ni cabeza.
domingo, 12 de septiembre de 2010
El valor de las encuentas
Uno de los debates que ha suscitado el proceso de primarias abierto en el PSOE madrileño es el relativo al valor que han de tener las encuentas a la hora de decidir un candidato.
Mientras que la propia irrupción de Trinidad Jiménez se fundamenta precisamente en las mejores opciones que le auguran los sondeos de opinión, uno de los argumentos que se esgrimen en su contra sostiene que los partidos no pueden tomar sus decisiones a golpe de encuentas, e incluso se afirma que si fuera por lo que estas dicen el propio Zapatero no debería ser el próximo candidato a la presidencia del Gobierno.
Me da la impresión de que algunos de quienes restan valor a los sondeos son los mismos que no salen muy bien parados en los mismos, y precisan defender sus aspiraciones en otro tipo de consideraciones más difusas e imponderables.
Entre los principios que informan la toma de decisiones de los partidos destaca el que sostiene que el debate interno debe establecerse siempre en torno a los proyectos y las ideas antes que en torno a las personas, cuya designación o elección, cuando viene al caso, es consecuencia subordinada a la ejecución de la idea o proyecto de que se trate, de tal modo que las cualidades que se le reconozcan o reclamen se defienen exclusivamente en función de su idoneidad para ejecutarlo.
La consecuencia lógica nos permite concluir que en cualquier proceso de primarias en el seno de un partido lo que está en juego no es la elección de un proyecto contrapuesto a otro, pues la pertenencia a un mismo partido presupone la coincidencia cuando menos en los aspectos esenciales de un mismo proyecto. Lo que se deciden en estos casos es la cuestión subordinada del candidato que mejor pueda ponerlo en práctica, y en este punto pienso que las mejores espectativas que se desprendan de los estudios de opinión deben tenerse muy en cuenta, sobre todo cuando las diferencias entre los posibles candidatos son tales que dependiendo de la elección de uno u otro el proyecto pueda efectivamente realizarse, o bien quedar solo en una meritoria propuesta.
A quienes pretenden descalificar el valor de las encuentas aduciendo las valoraciones que en las mismas obtiene Zapatero, yo les respondería, en primer lugar que, hoy por hoy, no se postula ningún candidato alternativo, por lo que tampoco se puede ponderar su valoración en términos comparativos con la de otros posibles candidatos, y en segundo lugar, y sobre todo, que por encima de los resultados que en la actual coyuntura, en cuyas características no me detengo, arrojan las estudios de opinión, conforme a los cuales Zapatero aun en su peor momento sigue teniendo mejor valoración que el lider de la derecha, aquel reúne además el incontestable activo de haber ganado sucesivamente las dos últimas elecciones generales.
Mientras que la propia irrupción de Trinidad Jiménez se fundamenta precisamente en las mejores opciones que le auguran los sondeos de opinión, uno de los argumentos que se esgrimen en su contra sostiene que los partidos no pueden tomar sus decisiones a golpe de encuentas, e incluso se afirma que si fuera por lo que estas dicen el propio Zapatero no debería ser el próximo candidato a la presidencia del Gobierno.
Me da la impresión de que algunos de quienes restan valor a los sondeos son los mismos que no salen muy bien parados en los mismos, y precisan defender sus aspiraciones en otro tipo de consideraciones más difusas e imponderables.
Entre los principios que informan la toma de decisiones de los partidos destaca el que sostiene que el debate interno debe establecerse siempre en torno a los proyectos y las ideas antes que en torno a las personas, cuya designación o elección, cuando viene al caso, es consecuencia subordinada a la ejecución de la idea o proyecto de que se trate, de tal modo que las cualidades que se le reconozcan o reclamen se defienen exclusivamente en función de su idoneidad para ejecutarlo.
La consecuencia lógica nos permite concluir que en cualquier proceso de primarias en el seno de un partido lo que está en juego no es la elección de un proyecto contrapuesto a otro, pues la pertenencia a un mismo partido presupone la coincidencia cuando menos en los aspectos esenciales de un mismo proyecto. Lo que se deciden en estos casos es la cuestión subordinada del candidato que mejor pueda ponerlo en práctica, y en este punto pienso que las mejores espectativas que se desprendan de los estudios de opinión deben tenerse muy en cuenta, sobre todo cuando las diferencias entre los posibles candidatos son tales que dependiendo de la elección de uno u otro el proyecto pueda efectivamente realizarse, o bien quedar solo en una meritoria propuesta.
A quienes pretenden descalificar el valor de las encuentas aduciendo las valoraciones que en las mismas obtiene Zapatero, yo les respondería, en primer lugar que, hoy por hoy, no se postula ningún candidato alternativo, por lo que tampoco se puede ponderar su valoración en términos comparativos con la de otros posibles candidatos, y en segundo lugar, y sobre todo, que por encima de los resultados que en la actual coyuntura, en cuyas características no me detengo, arrojan las estudios de opinión, conforme a los cuales Zapatero aun en su peor momento sigue teniendo mejor valoración que el lider de la derecha, aquel reúne además el incontestable activo de haber ganado sucesivamente las dos últimas elecciones generales.
jueves, 9 de septiembre de 2010
La receta sindical contra el paro
Que el mercado laboral español precisa de reformas es una evidencia que se desprende de su incapacidad para absorver una demanda de empleo que se traduce en la existencia de cuatro millones de desempleados y coloca a España a la cabeza del ranking de paro entre los países de nuestro entorno.
La iniciativa de promover una reforma parece por tanto necesaria, y tanto más justificada cuando se acomete después de que sindicatos y patronal fueran incapaces de alcanzar un acuerdo tras largos meses de negociaciones auspiciadas por el Gobierno.
Conociendo dichas posiciones el Gobierno ha logrado sacar adelante una propuesta que los empresarios califican de insuficiente, por lo que anuncian que seguirán reclamando mayor flexibilidad, abaratamiento del despido e individualización de la relación de trabajo, mientras que los sindicatos la denuncian como una agresión inadmisible a los derechos de los trabajadores y se disponen a llevar a efecto la primera huelga general durante el Gobinero de Zapatero.
Uno puede preguntarse qué mayor agresión existe a los derechos de los trabajadores que la cifra de cuatro millones de parados, dos millones de los cuáles perdieron su empleo en los dos ultimos años. Sin embargo cuando se pretende conocer cuál es la receta que los sindicatos contamplan para abordar una salida a esta situación resulta imposible encontrar una repuesta clara y concreta.
Sabemos qué propone el Gobierno y qué piden los empresarios pero, en términos de modelo de relaciones laborales ¿cuál es la propuesta sindical? Ninguna que se sepa. No a la propuesta del Gobierno y no a las propuestas empresariales, esta es la única propuesta sindical visible. Además de convocar una huelga general y pedir la dimisión de Zapatero.
La iniciativa de promover una reforma parece por tanto necesaria, y tanto más justificada cuando se acomete después de que sindicatos y patronal fueran incapaces de alcanzar un acuerdo tras largos meses de negociaciones auspiciadas por el Gobierno.
Conociendo dichas posiciones el Gobierno ha logrado sacar adelante una propuesta que los empresarios califican de insuficiente, por lo que anuncian que seguirán reclamando mayor flexibilidad, abaratamiento del despido e individualización de la relación de trabajo, mientras que los sindicatos la denuncian como una agresión inadmisible a los derechos de los trabajadores y se disponen a llevar a efecto la primera huelga general durante el Gobinero de Zapatero.
Uno puede preguntarse qué mayor agresión existe a los derechos de los trabajadores que la cifra de cuatro millones de parados, dos millones de los cuáles perdieron su empleo en los dos ultimos años. Sin embargo cuando se pretende conocer cuál es la receta que los sindicatos contamplan para abordar una salida a esta situación resulta imposible encontrar una repuesta clara y concreta.
Sabemos qué propone el Gobierno y qué piden los empresarios pero, en términos de modelo de relaciones laborales ¿cuál es la propuesta sindical? Ninguna que se sepa. No a la propuesta del Gobierno y no a las propuestas empresariales, esta es la única propuesta sindical visible. Además de convocar una huelga general y pedir la dimisión de Zapatero.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Zapatero en la diana
Parece que se ha puesto de moda denostar a Zapatero. Y no lo digo por la derecha, que lo viene haciendo desde el día siguiente al de perder las elecciones. Lo digo por la proliferación de críticas que han surgido en el entorno de la izquierda, en sus redes sociales, en el propio seno del partido socialista.
No son las desmesuradas críticas apocalípticas que nutren el discurso del partido popular. Son más sutiles, fraternales a veces, adornadas de un halo de rebelde clarividencia, de cuidado estilo en ocasiones, pretendidamente cargadas de razón. Críticas con la marca de la izquierda progresista en las que Zapatero es la diana sobre la que se proyecta la discrepancia con un partido que supuestamente ha renunciado a los principios y a las esencias, para abrazar los intereses del mercado, traicionando su propio discurso y a la base social que lo sustenta. En otra línea de expresión la crítica presenta una dimensiòn orgánica, y aunque se endosa directamente a Zapatero se dirige más bien al aparato que lo sostiene, a la nomenclatura socialista dirigente, una legión de sumisos apesebrados, engreidos y adocenados personajes, dispuestos al seguidismo más acrítico e incondicional al jefe con tal de mantener estatus, prebendas y privilegios.
No creo que esta visión sea representativa de una corriente de opinión de alcance, sino la manifestación de una reducida disidencia interna que activa o silente siempre ha convivido en el partido socialista y sus aledaños, y que en las estructuras regionales encuentra muchas veces sobradas razones para el descontento.
En términos generales considero injusto focalizar las críticas internas en la figura de Zapatero, quien obligado por su responsabilidad a adoptar medidas impopulares y contradictorias con el programa económico previsto, sigue siendo un valioso referente de la izquierda posible, cuyo liderazgo convendría preservar y cuyas aportaciones en materia de derechos civiles, igualdad, política internacional y atención a la dependencia constituyen por sí solas una agenda progresista de amplio alcance que con la suficiente perspectiva se podrá valorar en su justo término. También por muchos de los que ahora lo denostan.
No son las desmesuradas críticas apocalípticas que nutren el discurso del partido popular. Son más sutiles, fraternales a veces, adornadas de un halo de rebelde clarividencia, de cuidado estilo en ocasiones, pretendidamente cargadas de razón. Críticas con la marca de la izquierda progresista en las que Zapatero es la diana sobre la que se proyecta la discrepancia con un partido que supuestamente ha renunciado a los principios y a las esencias, para abrazar los intereses del mercado, traicionando su propio discurso y a la base social que lo sustenta. En otra línea de expresión la crítica presenta una dimensiòn orgánica, y aunque se endosa directamente a Zapatero se dirige más bien al aparato que lo sostiene, a la nomenclatura socialista dirigente, una legión de sumisos apesebrados, engreidos y adocenados personajes, dispuestos al seguidismo más acrítico e incondicional al jefe con tal de mantener estatus, prebendas y privilegios.
No creo que esta visión sea representativa de una corriente de opinión de alcance, sino la manifestación de una reducida disidencia interna que activa o silente siempre ha convivido en el partido socialista y sus aledaños, y que en las estructuras regionales encuentra muchas veces sobradas razones para el descontento.
En términos generales considero injusto focalizar las críticas internas en la figura de Zapatero, quien obligado por su responsabilidad a adoptar medidas impopulares y contradictorias con el programa económico previsto, sigue siendo un valioso referente de la izquierda posible, cuyo liderazgo convendría preservar y cuyas aportaciones en materia de derechos civiles, igualdad, política internacional y atención a la dependencia constituyen por sí solas una agenda progresista de amplio alcance que con la suficiente perspectiva se podrá valorar en su justo término. También por muchos de los que ahora lo denostan.
sábado, 4 de septiembre de 2010
Educación en tiempos de crisis
Entre el marasmo de contradictorias prospecciones sobre el futuro económico que nos espera, se abre paso una información incontestablemente positiva, según la cual "el curso que ahora comienza contará con 140.736 alumnos más que el pasado, hasta alcanzar los 7.747.253 estudiantes en aulas no universitarias. La mayor cifra de escolarización del sistema educativo español en toda su historia".
Partiendo de la convicción, ampliamente compartida, de que la inversión en educación es la más rentable de todas las posibles, el incremento del número de alumnos en todos los niveles de enseñanza constituye sin duda una buena noticia, que no debiera pasar inadvertida.
Es cierto que una de las razones que explican el creciente interés por la Formación Profesional es la falta de oportunidades de empleo, lo que sin embargo también puede llevar a la conclusión de que, aunque dolorosa, la crisis económica, haciendo de la necesidad virtud, estaría contribuyendo a corregir uno de los males endémicos de nuestra economía, al inducir comportamientos más adecuados a nuestras necesidades formativas.
Pero no sólo destaca el incremento de la Formación Profesional, que se cifra en el 6,4%, sino que el crecimiento en 51.000 alumnos en la etapa de Educación Infantil también debe ser puesto en valor, pues revela la firme decisión de extender progresivamente este nivel de enseñanza, con los beneficios que ello comporta tanto en términos de calidad y eficacia del sistema educativo, como de mejora de las posibilidades de conciliación de la vida familiar y laboral.
Por otro lado, el incremento sustancial que experimenta la inversión en educación, acometido en un contexto de severa reducción del déficit y el gasto público, también viene a poner de manifiesto la esperanzadora evidencia de que en el entorno de la crisis también se están sentado la bases del futuro desarrollo.
Partiendo de la convicción, ampliamente compartida, de que la inversión en educación es la más rentable de todas las posibles, el incremento del número de alumnos en todos los niveles de enseñanza constituye sin duda una buena noticia, que no debiera pasar inadvertida.
Es cierto que una de las razones que explican el creciente interés por la Formación Profesional es la falta de oportunidades de empleo, lo que sin embargo también puede llevar a la conclusión de que, aunque dolorosa, la crisis económica, haciendo de la necesidad virtud, estaría contribuyendo a corregir uno de los males endémicos de nuestra economía, al inducir comportamientos más adecuados a nuestras necesidades formativas.
Pero no sólo destaca el incremento de la Formación Profesional, que se cifra en el 6,4%, sino que el crecimiento en 51.000 alumnos en la etapa de Educación Infantil también debe ser puesto en valor, pues revela la firme decisión de extender progresivamente este nivel de enseñanza, con los beneficios que ello comporta tanto en términos de calidad y eficacia del sistema educativo, como de mejora de las posibilidades de conciliación de la vida familiar y laboral.
Por otro lado, el incremento sustancial que experimenta la inversión en educación, acometido en un contexto de severa reducción del déficit y el gasto público, también viene a poner de manifiesto la esperanzadora evidencia de que en el entorno de la crisis también se están sentado la bases del futuro desarrollo.
jueves, 2 de septiembre de 2010
La clave del éxito de unas primarias
Establecer un sistema de primarias es una opción arriesgada para cualquier partido. No es de extrañar que en España sólo el PSOE se haya decidido a implantarlo, y aun así con importantes condicionantes y restricciones para su activación.
Para los partidos la unidad interna es un valor en sí mismo, y la apertura de opciones alternativas y confrontadas lleva siempre implícito el riesgo de la división y el acantonamiento de posiciones, tan perjudicial para la imagen y credibilidad de cualquier organización política. No es de extrañar que para decidir los candidatos que les representen, los partidos se afanen en la búsqueda del consenso y la integración de sensibilidades, y si ello no es posible, se opte por la directa designación de los candidatos, sometida como máximo a su refrendo por parte de la militancia.
Sin embago, la apertura de un proceso de primarias supone también otorgar una oportunidad a la democracia interna, que también constituye un valor en sí misma y una excelente carta de presentación hacia los ciudadanos, además de proporcionar al candidato elegido una impagable campaña de promoción y fortalecimiento de su imagen y su prestigio.
Neutralizar los riesgos de división constituye, por tanto, la clave del éxito de cualquier proceso de primarias, y la condición necesaria para obtener las ventajas que se pueden derivar de su ejercicio. Para ello hay que tener muy presente que al comportar un debate interno, entre adversarios coyunturales que a la vez son compañeros que comparten ideales y objetivos, los límites de la confrontación son más estrechos, y el campo de batalla dialéctico más acotado al terreno del ensalzamiento propio y la propuesta inteligente, evitando el fácil recurso a la descalificación del contrario. Rebasar esos límites puede ser muy contraproducente, por lo que los antagonistas deben cuidar especialmente su discurso, teniendo siempre presente que postularse como mejor candidato requiere ser también capaz de concitar el apoyo de todos los militantes, incluidos los que apoyaron la opción alternativa.
La verdadera dificultad que comporta ganar unas primarias no reside en obtener más votos que el resto de aspirantes, lo que puede ser consecuencia de factores muy ajenos a la calidad del candidato, sino en hacerlo concitando el reconocimiento, el respeto y el apoyo de toda la militancia.
Para los partidos la unidad interna es un valor en sí mismo, y la apertura de opciones alternativas y confrontadas lleva siempre implícito el riesgo de la división y el acantonamiento de posiciones, tan perjudicial para la imagen y credibilidad de cualquier organización política. No es de extrañar que para decidir los candidatos que les representen, los partidos se afanen en la búsqueda del consenso y la integración de sensibilidades, y si ello no es posible, se opte por la directa designación de los candidatos, sometida como máximo a su refrendo por parte de la militancia.
Sin embago, la apertura de un proceso de primarias supone también otorgar una oportunidad a la democracia interna, que también constituye un valor en sí misma y una excelente carta de presentación hacia los ciudadanos, además de proporcionar al candidato elegido una impagable campaña de promoción y fortalecimiento de su imagen y su prestigio.
Neutralizar los riesgos de división constituye, por tanto, la clave del éxito de cualquier proceso de primarias, y la condición necesaria para obtener las ventajas que se pueden derivar de su ejercicio. Para ello hay que tener muy presente que al comportar un debate interno, entre adversarios coyunturales que a la vez son compañeros que comparten ideales y objetivos, los límites de la confrontación son más estrechos, y el campo de batalla dialéctico más acotado al terreno del ensalzamiento propio y la propuesta inteligente, evitando el fácil recurso a la descalificación del contrario. Rebasar esos límites puede ser muy contraproducente, por lo que los antagonistas deben cuidar especialmente su discurso, teniendo siempre presente que postularse como mejor candidato requiere ser también capaz de concitar el apoyo de todos los militantes, incluidos los que apoyaron la opción alternativa.
La verdadera dificultad que comporta ganar unas primarias no reside en obtener más votos que el resto de aspirantes, lo que puede ser consecuencia de factores muy ajenos a la calidad del candidato, sino en hacerlo concitando el reconocimiento, el respeto y el apoyo de toda la militancia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)