Datos personales

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Zapatero en la diana

Parece que se ha puesto de moda denostar a Zapatero. Y no lo digo por la derecha, que lo viene haciendo desde el día siguiente al de perder las elecciones. Lo digo por la proliferación de críticas que han surgido en el entorno de la izquierda, en sus redes sociales, en el propio seno del partido socialista.

No son las desmesuradas críticas apocalípticas que nutren el discurso del partido popular. Son más sutiles, fraternales a veces, adornadas de un halo de rebelde clarividencia, de cuidado estilo en ocasiones, pretendidamente cargadas de razón. Críticas con la marca de la izquierda progresista en las que Zapatero es la diana sobre la que se proyecta la discrepancia con un partido que supuestamente ha renunciado a los principios y a las esencias, para abrazar los intereses del mercado, traicionando su propio discurso y a la base social que lo sustenta. En otra línea de expresión la crítica presenta una dimensiòn orgánica, y aunque se endosa directamente a Zapatero se dirige más bien al aparato que lo sostiene, a la nomenclatura socialista dirigente, una legión de sumisos apesebrados, engreidos y adocenados personajes, dispuestos al seguidismo más acrítico e incondicional al jefe con tal de mantener estatus, prebendas y privilegios.

No creo que esta visión sea representativa de una corriente de opinión de alcance, sino la manifestación de una reducida disidencia interna que activa o silente siempre ha convivido en el partido socialista y sus aledaños, y que en las estructuras regionales encuentra muchas veces sobradas razones para el descontento.

En términos generales considero injusto focalizar las críticas internas en la figura de Zapatero, quien obligado por su responsabilidad a adoptar medidas impopulares y contradictorias con el programa económico previsto, sigue siendo un valioso referente de la izquierda posible, cuyo liderazgo convendría preservar y cuyas aportaciones en materia de derechos civiles, igualdad, política internacional y atención a la dependencia constituyen por sí solas una agenda progresista de amplio alcance que con la suficiente perspectiva se podrá valorar en su justo término. También por muchos de los que ahora lo denostan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario