Acabo de enterarme que con los votos del Partido Popular la Mesa del Congreso ha denegado a Amaiur su solicitud de formar grupo parlamentario, argumentando que en la operación aritmética que reglamentariamente determina la porporción necesaria a los efectos faltaban 14 décimas.
Aparte del error político que probablemente y dadas las circunstancias comporte la falta de generosidad del gesto, la actitud denota una deriva si cabe más preocupante, como es el sesgo restrictivo con que el Partido Popular interpreta la democracia.
viernes, 16 de diciembre de 2011
sábado, 10 de diciembre de 2011
La ciudad y los perros. Reseña
Acabo de terminar “La ciudad y los perros”. Ya he dicho alguna vez que Vargas Llosa es uno de mis escritores favoritos, a pesar de recomendar el voto a Rosa Díez, lo que achaco al viejo y certero aforismo según el cual nadie es perfecto. “La ciudad y los perros” es su primera gran novela y la que le abre la puerta a la celebridad tras ganar el Biblioteca Breve a la edad de 27 años. Escrita entre Madrid y París la novela recrea la vida en un colegio militar peruano en el que la férrea disciplina se superpone a submundo de picaresca, depravación y abusos estudiantiles que desemboca en un crimen por venganza. No es una historia lineal; se asemeja al ensamblaje de un puzle en el que conforme van encajando las piezas uno va descubriendo las imágenes y el sentido del conjunto. De jóvenes de distinta procedencia y condición, de la crueldad juvenil, de historias de amor y desamor adolescente, de civiles y militares, de absurdos códigos de honor, de las apariencias; de todo eso y mucho más va la novela.
lunes, 22 de agosto de 2011
Reflexiones sobre la visita de Papa
En los prolegómenos de las JMJ sus organizadores y partidarios han solicitado con particular insistencia "respeto". Un respeto que yo creo sinceramente que merecen tantos jóvenes y no jóvenes que van a reunirse con el propósito irreprochable de expresar sus convicciones católicas, pero respeto que también merecen quienes sin compartir dichas creencias no deberían verse moralmente coaccionados, violentados o simplemente descalificados por el discurso intolerante e ideologizado al que con demasiada frecuencia recurre la cúpula de la Iglesia.
Otro de los aspectos controvertidos de la visita gira en torno a si un Estado aconfesional debe colaborar activamente en su desarrollo y buen término. Los laicos, anticlericales o no, por lo general se oponen rotundamente, si bien, con una visión mercantilista, algunos admiten la colaboración bajo el argumento de que este tipo de eventos también comportan beneficios económicos. En mi opinión es clara la obligación del Estado de dar cobertura a una concentración de centenares de miles de jóvenes venidos de medio mundo. Sospecho los beneficios económicos e indudablemente los hay en términos de imagen y prestigio, pero en mi opinión prima el mantenimiento de las condiciones de seguridad y orden público en que necesariamente se debe desenvolver un acontecimiento de tal envergadura, con independencia de su carácter religioso, cultural, deportivo o de otro tipo. Esa es la razón de ser del Estado, hacer posible el desenvolvimiento de la vida social, y por tanto también de las expresiones religiosas.
Otra cuestión son las críticas que una concentración de exaltación lúdico festiva, protagonizada en buena parte por jóvenes de clase acomodada, puede merecer en un contexto de crisis económica y de enormes carencias y sufrimientos en distintas regiones del planeta. Esta es una contradicción en la que incurre la propia Iglesia, y es a sus dirigentes y feligreses a los que incumbe dar y aceptar, en su caso, explicaciones. Lo que desde luego parece una evidencia es que quienes se concentran estos días en Madrid no son los jóvenes pobres que, supongo, también son parte de la Iglesia.
Un tercer ámbito de reflexión gira en torno a las manifestaciones en contra de las jornadas. La polémica se ha centrado fundamentalmente en la actitud del gobierno, criticado por el PP por haberlas autorizado y por cómo las ha gestionado, y a la policía, por parte de las organizaciones convocantes, por los excesos con que ha actuado en ocasiones. Las críticas del PP me suenan a la cantinela de siempre. Los abusos policiales me los creo por la evidencia de las imágenes que hemos visto y porque en alguna ocasión los he sufrido.
Destaco por su escaso acierto y originalidad la posición de monseñor Braulio Rodríguez, primado de Toledo, que llamó "paletos" a estos manifestantes que protestaban, pertenecientes a grupos cristianos de base muchos de ellos.
En la misa inaugural que ofició el inefable monseñor Varela al parecer no han aparecido sus acostumbrados mensajes de oposición política. Veremos si en los próximos días se mantiene ese tono de neutralidad y respeto.
Por su parte, en sus primeros mensajes el Papa también se está mostrando comedido, pues se ha referido al aborto y la eutanasia pero desde la moderación, limitándose a animar a los asistentes a no sucumbir a esas "tentaciones" en las que incurren quienes “creyéndose dioses” desearían “decidir por sí solos qué es verdad o no, lo que es bueno o es malo, lo justo o lo injusto (...), quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias”. Este argumento me ha planteado una pregunta: porqué entonces él, junto a la cúpula eclesiástica, siendo hombres y no dioses como son, se atreven a decidir qué es verdad o no, bueno o malo o justo o injusto.
En cualquier caso, en ese límite el discurso me parece irreprochable, pues atañe únicamente a los propios feligreses. Otra cosa es cuando la Iglesia Católica pretende imponer urbi et orbi sus planteamientos
En la segunda jornada de la visita el Gobierno español ha pedido ayuda a la Iglesia católica en dos asuntos particularmente sensibles: la transformación del Valle de los Caídos en un símbolo de la reconciliación y la colaboración de la Iglesia vasca en el fin de ETA. Al parecer, respecto del primer asunto la disposición del Vaticano es bastante más receptiva que la de la Conferencia Episcopal Española, que por lo visto no ve muy claro que el Valle de los Caídos deje de ser un símbolo del nacional-catolicismo que sostuvo al "victorioso" Franco.
En su tercer día en España el Papa, según informa el País, ha insistido en la convicción necesaria para dedicarse al sacerdocio, y enfatizado que el celibato es imprescindible. Son mensajes dirigidos en exclusiva a su parroquia, que al parecer no tiene más opción que acatar con obediencia. Por mi parte, tratándose de un discurso dirigido a los fieles, como ciudadano no tengo ninguna objeción al respecto, aunque personalmente discrepe y crea que es en el mantenimiento del celibato y en la discriminación de las mujeres donde la Iglesia se retrata como una organización anquilosada y con problemas para adaptarse a los tiempos.
Entre otras cosas nos hemos enterado de que los jóvenes católicos, que cada vez se confiesan menos, no consideran que el sexo sea pecado si al hacerlo no hacen daño a nadie. En esto me da la impresión de que van por delante de las cabezas pensantes. También me da la impresión de que la juventud reclama una espiritualidad moderna y avanzada que dudo que los actuales dirigentes de la Iglesia sean capaces de albergar en sus esquemas. No veo en qué puede coincidir el pensamiento de obispos como Rouco Varela con lo que los jóvenes han expresado en las calles.
Esto es lo que pensé el sábado por la noche, y esto lo que leo el domingo por la mañana en un excelente artículo de Juan G. Bedoya, del que destaco una cita de José María Castillo, teólogo:"mucha gente no ha abandonado su creencia en Dios porque se haya pervertido, sino porque se le ha ofrecido una imagen de Dios tan deformada, que Dios les resulta inaceptable e incluso insoportable".
El Papa, sin embargo, en su homilía del domingo, ha pedido a los jóvenes "que no sigan a Dios por su cuenta", que se impliquen en la Iglesia, en las parroquias, en las comunidades y movimientos; que no se puede seguir a Jesús fuera de la Iglesia. Si entendemos la Iglesia como un cuerpo social volcado en la sociedad y en atender a sus problemas me parece que el discurso es adecuado. En otro caso resultaría decepcionante porque no se trataría más que de una llamada al rito eclesiástico
Estos días también me he fijado en el discurso de los laicos, aconfesionales y anticlericales, que de todos estos tipos y otros más se han expresado. En general he visto mucha tergiversación y exageración de los mensajes que ha lanzado la Iglesia que en particular me han parecido esta vez bastante comedidos. Como muestra baste lo que afirma en su muro de FB una dirigente de segunda fila del socialismo madrileño:
"El discurso del Papa: Sus discursos no son llamadas a la introspección interna, a la perfección individual, a cultivar una fe íntima y ascética mediante la lucha interior, sino a lo contrario: a la cruzada, a la reconquista. Son toques a rebato, llamadas al compromiso militante para salir del ámbito privado y ocupar el espacio público, en gobiernos, parlamentos, instituciones, universidades, medios de información ...".
Sinceramente yo no he oído nada de eso, más bien me da la impresión de que a veces esa mentalidad laica sedicentemente progresista, se empeña en ver a la Iglesia disfrazada del estereotipo que más le gusta o le conviene.
En su despedida el Papa ha pedido a España que progrese sin olvidar su alma católica. Me parece uno de los mensajes más desafortunados, si no el que más, de los que ha difundido durante su visita. Religiosamente España hoy es un país plural y el catolicismo ni puede ni necesita patrimonializarla. Ya se puede dar por satisfecho con el poder e influencia que retiene, y no pretender que la realidad se doblegue a sus designios.
Otro de los aspectos controvertidos de la visita gira en torno a si un Estado aconfesional debe colaborar activamente en su desarrollo y buen término. Los laicos, anticlericales o no, por lo general se oponen rotundamente, si bien, con una visión mercantilista, algunos admiten la colaboración bajo el argumento de que este tipo de eventos también comportan beneficios económicos. En mi opinión es clara la obligación del Estado de dar cobertura a una concentración de centenares de miles de jóvenes venidos de medio mundo. Sospecho los beneficios económicos e indudablemente los hay en términos de imagen y prestigio, pero en mi opinión prima el mantenimiento de las condiciones de seguridad y orden público en que necesariamente se debe desenvolver un acontecimiento de tal envergadura, con independencia de su carácter religioso, cultural, deportivo o de otro tipo. Esa es la razón de ser del Estado, hacer posible el desenvolvimiento de la vida social, y por tanto también de las expresiones religiosas.
Otra cuestión son las críticas que una concentración de exaltación lúdico festiva, protagonizada en buena parte por jóvenes de clase acomodada, puede merecer en un contexto de crisis económica y de enormes carencias y sufrimientos en distintas regiones del planeta. Esta es una contradicción en la que incurre la propia Iglesia, y es a sus dirigentes y feligreses a los que incumbe dar y aceptar, en su caso, explicaciones. Lo que desde luego parece una evidencia es que quienes se concentran estos días en Madrid no son los jóvenes pobres que, supongo, también son parte de la Iglesia.
Un tercer ámbito de reflexión gira en torno a las manifestaciones en contra de las jornadas. La polémica se ha centrado fundamentalmente en la actitud del gobierno, criticado por el PP por haberlas autorizado y por cómo las ha gestionado, y a la policía, por parte de las organizaciones convocantes, por los excesos con que ha actuado en ocasiones. Las críticas del PP me suenan a la cantinela de siempre. Los abusos policiales me los creo por la evidencia de las imágenes que hemos visto y porque en alguna ocasión los he sufrido.
Destaco por su escaso acierto y originalidad la posición de monseñor Braulio Rodríguez, primado de Toledo, que llamó "paletos" a estos manifestantes que protestaban, pertenecientes a grupos cristianos de base muchos de ellos.
Por su parte, en sus primeros mensajes el Papa también se está mostrando comedido, pues se ha referido al aborto y la eutanasia pero desde la moderación, limitándose a animar a los asistentes a no sucumbir a esas "tentaciones" en las que incurren quienes “creyéndose dioses” desearían “decidir por sí solos qué es verdad o no, lo que es bueno o es malo, lo justo o lo injusto (...), quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias”. Este argumento me ha planteado una pregunta: porqué entonces él, junto a la cúpula eclesiástica, siendo hombres y no dioses como son, se atreven a decidir qué es verdad o no, bueno o malo o justo o injusto.
En cualquier caso, en ese límite el discurso me parece irreprochable, pues atañe únicamente a los propios feligreses. Otra cosa es cuando la Iglesia Católica pretende imponer urbi et orbi sus planteamientos
En la segunda jornada de la visita el Gobierno español ha pedido ayuda a la Iglesia católica en dos asuntos particularmente sensibles: la transformación del Valle de los Caídos en un símbolo de la reconciliación y la colaboración de la Iglesia vasca en el fin de ETA. Al parecer, respecto del primer asunto la disposición del Vaticano es bastante más receptiva que la de la Conferencia Episcopal Española, que por lo visto no ve muy claro que el Valle de los Caídos deje de ser un símbolo del nacional-catolicismo que sostuvo al "victorioso" Franco.
En su tercer día en España el Papa, según informa el País, ha insistido en la convicción necesaria para dedicarse al sacerdocio, y enfatizado que el celibato es imprescindible. Son mensajes dirigidos en exclusiva a su parroquia, que al parecer no tiene más opción que acatar con obediencia. Por mi parte, tratándose de un discurso dirigido a los fieles, como ciudadano no tengo ninguna objeción al respecto, aunque personalmente discrepe y crea que es en el mantenimiento del celibato y en la discriminación de las mujeres donde la Iglesia se retrata como una organización anquilosada y con problemas para adaptarse a los tiempos.
Entre otras cosas nos hemos enterado de que los jóvenes católicos, que cada vez se confiesan menos, no consideran que el sexo sea pecado si al hacerlo no hacen daño a nadie. En esto me da la impresión de que van por delante de las cabezas pensantes. También me da la impresión de que la juventud reclama una espiritualidad moderna y avanzada que dudo que los actuales dirigentes de la Iglesia sean capaces de albergar en sus esquemas. No veo en qué puede coincidir el pensamiento de obispos como Rouco Varela con lo que los jóvenes han expresado en las calles.
Esto es lo que pensé el sábado por la noche, y esto lo que leo el domingo por la mañana en un excelente artículo de Juan G. Bedoya, del que destaco una cita de José María Castillo, teólogo:"mucha gente no ha abandonado su creencia en Dios porque se haya pervertido, sino porque se le ha ofrecido una imagen de Dios tan deformada, que Dios les resulta inaceptable e incluso insoportable".
El Papa, sin embargo, en su homilía del domingo, ha pedido a los jóvenes "que no sigan a Dios por su cuenta", que se impliquen en la Iglesia, en las parroquias, en las comunidades y movimientos; que no se puede seguir a Jesús fuera de la Iglesia. Si entendemos la Iglesia como un cuerpo social volcado en la sociedad y en atender a sus problemas me parece que el discurso es adecuado. En otro caso resultaría decepcionante porque no se trataría más que de una llamada al rito eclesiástico
Estos días también me he fijado en el discurso de los laicos, aconfesionales y anticlericales, que de todos estos tipos y otros más se han expresado. En general he visto mucha tergiversación y exageración de los mensajes que ha lanzado la Iglesia que en particular me han parecido esta vez bastante comedidos. Como muestra baste lo que afirma en su muro de FB una dirigente de segunda fila del socialismo madrileño:
"El discurso del Papa: Sus discursos no son llamadas a la introspección interna, a la perfección individual, a cultivar una fe íntima y ascética mediante la lucha interior, sino a lo contrario: a la cruzada, a la reconquista. Son toques a rebato, llamadas al compromiso militante para salir del ámbito privado y ocupar el espacio público, en gobiernos, parlamentos, instituciones, universidades, medios de información ...".
Sinceramente yo no he oído nada de eso, más bien me da la impresión de que a veces esa mentalidad laica sedicentemente progresista, se empeña en ver a la Iglesia disfrazada del estereotipo que más le gusta o le conviene.
En su despedida el Papa ha pedido a España que progrese sin olvidar su alma católica. Me parece uno de los mensajes más desafortunados, si no el que más, de los que ha difundido durante su visita. Religiosamente España hoy es un país plural y el catolicismo ni puede ni necesita patrimonializarla. Ya se puede dar por satisfecho con el poder e influencia que retiene, y no pretender que la realidad se doblegue a sus designios.
lunes, 15 de agosto de 2011
Actitudes previsibles
Hoy leo en El País que la fiscalía anticorrupción ha denunciado la presunta financiación ilegal de actos electorales celebrados en Valencia durante la campaña de las elecciones generales de 2008, en los que participaba el mismísimo Rajoy.
Se trata de uno de los muchos flecos que presenta la trama Gurtel, en el que, según el relato del fiscal, la dinámica ilegal consistía en que determinadas empresas se hacían cargo del coste de dichos actos, de cuya organización se ocupaba la famosa Orange Market del inefable "Bigotes", a la que se le efectuaban los gastos previa la emisión de facturas falsas con cargo a dichas empresas, las cuáles, obviamente, si asumían esos costes es porque obtendrían los beneficios por otro lado, probablemente los presupuestos de las instituciones valencianas y los jugosos contratos de los que resultaban adjudicatarios.
El funcionamiento de la trama es tan sencillo de entender como la lógica consecuencia de considerar que la reacción correcta por parte de cualquier partido político honrado que se viera involucrado en tales hechos, consistiría en asumir responsabilidades políticas y, cuando menos, pedir perdón a la sociedad.
Sin embargo, estoy seguro de que no arriesgo en mi previsión de que ante esta denuncia el PP no asumirá ninguna responsabilidad política, negará las acusaciones y, además, acusará a policías y fiscales de actuar concertadamente y a las órdenes del "gobierno socialista", como gustan decir, para perjudicarle políticamente.
Se trata de la escusa burda y previsible que cabría esperar de cualquier delincuente, aunque en realidad, y esto es lo más grave, coincide con la estrategia de elusión de responsabilidades que adoptará, una vez más y sin el menor atisbo de rubor, quien se postula para hacerse cargo del gobierno del Estado.
Se trata de uno de los muchos flecos que presenta la trama Gurtel, en el que, según el relato del fiscal, la dinámica ilegal consistía en que determinadas empresas se hacían cargo del coste de dichos actos, de cuya organización se ocupaba la famosa Orange Market del inefable "Bigotes", a la que se le efectuaban los gastos previa la emisión de facturas falsas con cargo a dichas empresas, las cuáles, obviamente, si asumían esos costes es porque obtendrían los beneficios por otro lado, probablemente los presupuestos de las instituciones valencianas y los jugosos contratos de los que resultaban adjudicatarios.
El funcionamiento de la trama es tan sencillo de entender como la lógica consecuencia de considerar que la reacción correcta por parte de cualquier partido político honrado que se viera involucrado en tales hechos, consistiría en asumir responsabilidades políticas y, cuando menos, pedir perdón a la sociedad.
Sin embargo, estoy seguro de que no arriesgo en mi previsión de que ante esta denuncia el PP no asumirá ninguna responsabilidad política, negará las acusaciones y, además, acusará a policías y fiscales de actuar concertadamente y a las órdenes del "gobierno socialista", como gustan decir, para perjudicarle políticamente.
Se trata de la escusa burda y previsible que cabría esperar de cualquier delincuente, aunque en realidad, y esto es lo más grave, coincide con la estrategia de elusión de responsabilidades que adoptará, una vez más y sin el menor atisbo de rubor, quien se postula para hacerse cargo del gobierno del Estado.
viernes, 5 de agosto de 2011
Crispación y política II
Como no sé responder al comentario que aparece a mi anterior entrada me veo obligado a publicar un nuevo comentario. Sostiene faceless varias ideas interesantes y en particular alude a que la degeneración de la democracia radica en que los partidos políticos y sus dirigentes han convertido la política en una especie de mercado en el que las ofertas programáticas no son sino reclamos publicitarios necesarios, cuyo último objetivo no es otro más que el de dar satisfacción a una serie de intereses personales y corporativos. A partir de esta perspectiva sólo se permite reconocer al mercado de la democracia las virtudes que el liberalismo otorga a la codicia humana, en cuya satisfacción, según los liberales más convencidos, descansa el progreso de la mayoría.
Yo creo que atravesamos un periodo de profunda degeneración democrática en el que las propias ofertas programáticas se han desvirtuado. Con demasiada frecuencia el discurso político ya no se plantea convencer de las bondades de un proyecto, sino que se formula y diseña con el único propósito de la descalificación irracional del contrario, con independencia de cual sea su oferta, que por no ser la propia es por descontado errónea, nefasta o negligente. Por principio, tratándose de relaciones políticas, se renuncia a la lealtad tanto personal como institucional, desde la consideración de que frente a los propios planteamientos e intereses decaen y se obvian cualesquiera daños colaterales que puedan ocasionarse; correlativamente se renuncia también al debate y a la discusión razonable y sosegada, como si uno y otra constituyeran procedimientos incompatibles con el remedo de política que se nos ofrece. Salvo contadas excepciones, lo que prima es el discurso mordaz, mejor cuanto más hiriente, el ensalzamiento propio sin atisbo de autocrítica, y la absoluta descalificación del adversario, incapaz en su esencia de aportar un ápice de razón, sabiduría o mera opinión digna de tener en cuenta.
El resultado es lamentable, moralmente inaceptable e intelectualmente insultante, y estoy convencido de que obedece a un planteamiento estratégico, sólo a veces inconsciente, que pretende y consigue devaluar y desvirtuar la democracia, para convertir la cosa pública en un ámbito hostil y repelente, morboso a veces, al que los ciudadanos sólo miren de lejos.
Yo creo que atravesamos un periodo de profunda degeneración democrática en el que las propias ofertas programáticas se han desvirtuado. Con demasiada frecuencia el discurso político ya no se plantea convencer de las bondades de un proyecto, sino que se formula y diseña con el único propósito de la descalificación irracional del contrario, con independencia de cual sea su oferta, que por no ser la propia es por descontado errónea, nefasta o negligente. Por principio, tratándose de relaciones políticas, se renuncia a la lealtad tanto personal como institucional, desde la consideración de que frente a los propios planteamientos e intereses decaen y se obvian cualesquiera daños colaterales que puedan ocasionarse; correlativamente se renuncia también al debate y a la discusión razonable y sosegada, como si uno y otra constituyeran procedimientos incompatibles con el remedo de política que se nos ofrece. Salvo contadas excepciones, lo que prima es el discurso mordaz, mejor cuanto más hiriente, el ensalzamiento propio sin atisbo de autocrítica, y la absoluta descalificación del adversario, incapaz en su esencia de aportar un ápice de razón, sabiduría o mera opinión digna de tener en cuenta.
El resultado es lamentable, moralmente inaceptable e intelectualmente insultante, y estoy convencido de que obedece a un planteamiento estratégico, sólo a veces inconsciente, que pretende y consigue devaluar y desvirtuar la democracia, para convertir la cosa pública en un ámbito hostil y repelente, morboso a veces, al que los ciudadanos sólo miren de lejos.
domingo, 17 de julio de 2011
Crispación y política
Leo en El País que Rubalcaba asegura que no va a utilizar el "caso Camps" de forma electoral, y que quiere huir del "rifirrafe constante", que considera "mortal para la política". Esa afirmación es coherente con el compromiso de “mejorar la democracia” que R anunció recientemente en su discurso de presentación como candidato a la presidencia del Gobierno.
Quiero decir al respecto que estoy convencido de que el clima de crispación que inunda la política está en la causa de nuestro déficit democrático.
Es muy habitual en nuestros días que el debate político se concrete en el insulto, la denostación o la feroz desconsideración del adversario. La confrontación de ideas y propuestas o la expresión de la legítima crítica y leal oposición frecuentemente se ve sustituida por absurdos diálogos de sordos aferrados a los planteamientos más sectáreos, en tanto que en el discurso político cotidiano ha tomado carta de naturaleza un cinismo exasperante que sin atisbo de rubor no tiene el menor inconveniente en defender las actitudes más vergonzosas o reprochables, o falsear la realidad, sesgar los datos o retorcer y manipular descaradamente los argumentos.
Entre otros efectos perversos, ese envilecimiento es causa de que muchas personas de valía se encuentren escasamente motivadas a participar en la política, así como también se encuentra en el origen de la abultada bolsa de abstención que se manifiesta en las elecciones. Una buena parte de la población percibe que el debate político se desenvuelve en ámbitos muy alejados de sus intereses, y que precisamente por eso resulta ineficaz para dar respuesta a sus problemas y satisfacer sus necesidades.
Pero esta degradación de la democracia también presenta evidentes beneficiarios: por un lado una cohorte de políticos adocenados que con escasos merecimientos irrumpen en la escena política aprovechando la ausencia de quienes con mejor preparación y criterio deberían encarnar la distinguida y noble función política; por otro, el conservadurismo, beneficiario natural del abstencionismo que la crispación política alimenta.
lunes, 11 de julio de 2011
La esperanza necesaria
Pienso que en el tratamiento de la crisis económica que atravesamos lo que más ha perjudicado al PSOE no han sido las medidas adoptadas, que bien explicadas mucha gente puede entender; lo que más daño le ha hecho es no haber sabido infundir esperanza.
La gente percibe que los ajustes que se están realizando son irreversibles, y se ha instalado la idea de que hay que revisar a la baja el estado del bienestar. Esta percepción perjudica a la izquierda socialdemócrata porque resta credibilidad al discurso que viene trasmitiendo en las últimas décadas. Mucha gente se siente engañada, defraudada por una izquierda que le había prometido el bienestar y que ahora sólo le ofrece sacrificio; por eso muchos de sus votantes están indignados y se abstienen o incluso se plantean votar a la derecha. A los planteamientos de la derecha española, en cambio, la crisis le viene de perlas, no sólo porque capitaliza electoralmente el descontento, sino porque le facilita adoptar las medidas de recorte social que siempre ha anhelado.
El PSOE debería esforzarse en trasmitir el mensaje de que después de esta crisis el estado del bienestar no sólo seguirá teniendo sentido y vigencia, sino que profundizará sus logros en materia de educación, sanidad, servicios públicos e igualdad de oportunidades.
El PSOE debe trasmitir esperanza en que se saldrá de esta crisis, y que tras los sacrificios se retomará una senda de crecimiento más sana y equilibrada que la que nos condujo a ella.
Esperanza es el sentimiento fundamental que la izquierda debe difundir.
La gente percibe que los ajustes que se están realizando son irreversibles, y se ha instalado la idea de que hay que revisar a la baja el estado del bienestar. Esta percepción perjudica a la izquierda socialdemócrata porque resta credibilidad al discurso que viene trasmitiendo en las últimas décadas. Mucha gente se siente engañada, defraudada por una izquierda que le había prometido el bienestar y que ahora sólo le ofrece sacrificio; por eso muchos de sus votantes están indignados y se abstienen o incluso se plantean votar a la derecha. A los planteamientos de la derecha española, en cambio, la crisis le viene de perlas, no sólo porque capitaliza electoralmente el descontento, sino porque le facilita adoptar las medidas de recorte social que siempre ha anhelado.
El PSOE debería esforzarse en trasmitir el mensaje de que después de esta crisis el estado del bienestar no sólo seguirá teniendo sentido y vigencia, sino que profundizará sus logros en materia de educación, sanidad, servicios públicos e igualdad de oportunidades.
El PSOE debe trasmitir esperanza en que se saldrá de esta crisis, y que tras los sacrificios se retomará una senda de crecimiento más sana y equilibrada que la que nos condujo a ella.
Esperanza es el sentimiento fundamental que la izquierda debe difundir.
viernes, 1 de julio de 2011
Evitar que la indignación produzca reaccionarios
Hace unos días un activo indignado me invitó a participar en un foro en el que supuestamente se debate la puesta en marcha de un proceso constituyente auspiciado por Democracia Real Ya (DRY), una entidad surgida al parecer en el entorno del 15 M, que se encargaría de dotarle de fundamentos políticos y económicos estrcuturados y reconocibles.
Durante un par de días me asomé al mencionado foro y comprobé cómo una y otra vez se sucedían comentarios y aportaciones absolutamente inconexas y carentes de una mínima lógica argumental susceptible de ser analizada, pues cuando no se hablaba de qué nombre dar al foro y de quiénes eran o podían ser sus coordinadores, el pretendido debate transitaba por cuál debería ser el objeto de debate, cuestión sobre la que no es que no hubiera acuerdo previo, sino que ni tan siquiera era fácil vislumbrar las posibles opciones supuestamente barajadas.
Eso me puso en aviso de que la traslación a las redes sociales del movimiento 15 M se ha dejado muchos enteros enel camino, al menos en lo que al entorno DRY se refiere, no obstante lo cual continué durante otro día más siguiéndolo, invitando timidamente y con menor éxito a que alguno de los distintos y cambiantes coordinadores ejerciera su función.
Harto de leer tanto sinsentido se me ocurrió exponer la opinión que aquello me había generado y en consecuencia vaticinar que ese sistema de organización (de desorganización más bien diría) no iba a conducir a nada. Añadí como reflexión que la democracia que tenemos es más o menos razonable aunque por supuesto muy mejorable, y que la clave está en manejar bien los instrumentos, y en particular los partidos políticos, que hasta el momento son el mejor cauce de participación política que se ha inventado. Se me ocurrió, en definitiva, invitar a los indignados a tomar las riendas de los partidos, transformarlos y convertirlos en auténticos cauces de participaciíon y de liberación de tanta energía y talento como estaban demostrando.
A partir de aquí sí se suscitó un debate, pero tendente a descalificar el sisterma de partidos actualmente vigente, lo que me habría parecido una postura lógica y razonable si no se hubiera expresado con un radicalismo intransigente y con tan alejada consciencia de la realidad que me llamó poderosamente la atención.
Según mis antagonistas mi reflexión era absurda y disparatada pues desconocía que nos encontrabamos ante un proceso revolucionario que lo que pretende es la voladura del sistema y en ningún caso su reforma (cito más o menos textual), al tiempo que los partidos obedecen a un modelo estalinista de organización y obediencia ciga al líder, son inconstitucionales desde el momento en que imponen el mandato imperativo, y han venido a conformar una dictadura en la que los ciudadanos no son libres sino súbditos.
Aunque estas expresiones son coherentes con la vehememcia juvenil de quienes las exponen, me ha parecido percibir un grado de fundamentalismo y desconocimiento de la perspectiva histórica que no esperaba.
Creo que la indignación no debe llevarnos a cuestionar los fundamentos democráticos de un sistema que con todos sus defectos es históricamente el que mayores cotas de libertad, democracia y bienestar ha conseguido con muchísima diferencia.
No es esa la percepción que algunos indignados tienen, y cuando hablan de los partidos acaban diciendo las mismas cosas que decía Franco.
Por eso creo que hay que andar atentos para evitar que la indignación produzca reaccionarios disfrazados de modernos, que es un riesgo.
Sería una pena porque en las plazas de España se ha expresado mucho sentido común y mucho talento y sobre todo una potente exigencia cívica de regeneración democrática.
Durante un par de días me asomé al mencionado foro y comprobé cómo una y otra vez se sucedían comentarios y aportaciones absolutamente inconexas y carentes de una mínima lógica argumental susceptible de ser analizada, pues cuando no se hablaba de qué nombre dar al foro y de quiénes eran o podían ser sus coordinadores, el pretendido debate transitaba por cuál debería ser el objeto de debate, cuestión sobre la que no es que no hubiera acuerdo previo, sino que ni tan siquiera era fácil vislumbrar las posibles opciones supuestamente barajadas.
Eso me puso en aviso de que la traslación a las redes sociales del movimiento 15 M se ha dejado muchos enteros enel camino, al menos en lo que al entorno DRY se refiere, no obstante lo cual continué durante otro día más siguiéndolo, invitando timidamente y con menor éxito a que alguno de los distintos y cambiantes coordinadores ejerciera su función.
Harto de leer tanto sinsentido se me ocurrió exponer la opinión que aquello me había generado y en consecuencia vaticinar que ese sistema de organización (de desorganización más bien diría) no iba a conducir a nada. Añadí como reflexión que la democracia que tenemos es más o menos razonable aunque por supuesto muy mejorable, y que la clave está en manejar bien los instrumentos, y en particular los partidos políticos, que hasta el momento son el mejor cauce de participación política que se ha inventado. Se me ocurrió, en definitiva, invitar a los indignados a tomar las riendas de los partidos, transformarlos y convertirlos en auténticos cauces de participaciíon y de liberación de tanta energía y talento como estaban demostrando.
A partir de aquí sí se suscitó un debate, pero tendente a descalificar el sisterma de partidos actualmente vigente, lo que me habría parecido una postura lógica y razonable si no se hubiera expresado con un radicalismo intransigente y con tan alejada consciencia de la realidad que me llamó poderosamente la atención.
Según mis antagonistas mi reflexión era absurda y disparatada pues desconocía que nos encontrabamos ante un proceso revolucionario que lo que pretende es la voladura del sistema y en ningún caso su reforma (cito más o menos textual), al tiempo que los partidos obedecen a un modelo estalinista de organización y obediencia ciga al líder, son inconstitucionales desde el momento en que imponen el mandato imperativo, y han venido a conformar una dictadura en la que los ciudadanos no son libres sino súbditos.
Aunque estas expresiones son coherentes con la vehememcia juvenil de quienes las exponen, me ha parecido percibir un grado de fundamentalismo y desconocimiento de la perspectiva histórica que no esperaba.
Creo que la indignación no debe llevarnos a cuestionar los fundamentos democráticos de un sistema que con todos sus defectos es históricamente el que mayores cotas de libertad, democracia y bienestar ha conseguido con muchísima diferencia.
No es esa la percepción que algunos indignados tienen, y cuando hablan de los partidos acaban diciendo las mismas cosas que decía Franco.
Por eso creo que hay que andar atentos para evitar que la indignación produzca reaccionarios disfrazados de modernos, que es un riesgo.
Sería una pena porque en las plazas de España se ha expresado mucho sentido común y mucho talento y sobre todo una potente exigencia cívica de regeneración democrática.
miércoles, 29 de junio de 2011
Mensaje electoral y proyecto alternativo
Hasta ahora el PS de Melilla se centrado en determinar las causas de la derrota, y ello está bien, pero sería preciso dar al análisis un enfoque tal vez más interesante: el de interpretar cual es el mensaje que encierra esa derrota.
¿Qué han querido decir los melillenses con su voto?
Mi conclusión es clara, la ciudadanía de Melilla no ve al PS como una alternativa atrayente e ilusionante. Y no se trata de endosar culpas a nadie, tampoco a la actual dirección del partido pues es cierto que los deficientes resultados electorales se vienen cosechando desde hace bastante tiempo.
Pero del mismo modo que con distintas direcciones en el partido los resultados han sido parecidos a los actuales, hay que reparar en que éstos resultados también se han producido con diferentes adversarios en el gobierno.
Me parece muy simplista y equivocado endosar nuestras limitaciones al adversario. Sería como ponernos una venda en los ojos. Más nos valdría mirarnos a nosotros mismos en el espejo y ser capaces de interpretar cómo la ciudadanía nos está viendo.
Y parece evidente que la ciudadanía no ve al PSOE como alternativa. Cuántas veces no hemos oído criticar abiertamente al partido popular y a su comportamiento en el gobierno, para a renglón seguido afirmar que lo que ofrece la oposición no es mejor. Esta opinión está muy generalizada, asumámoslo, no para flagelarnos, sino para buscar soluciones. Nuestro partido no se puede resignar a la irrelevancia.
La ideología no se puede quedar en meras grandes palabras que reconforte pronunciar. Siempre he creído que la ideología de izquierda existe para hacerse realidad y que para ello se debe traducir en una opción posible y real. Una opción que debe conectar con la gente y no quedarse en la autocomplacencia.
Y no estoy de acuerdo con quien sostenga que Melilla es una ciudad de derechas en la que poco o nada se puede hacer. No es cierto. Melilla ha votado masivamente izquierda cuando la izquierda era un referente político y social atrayente. No nos engañemos, si ahora no la vota es porque no lo es.
Sin querer ser exhaustivo, en mi opinión un proyecto atrayente, una alternativa que verdaderamente lo sea, además de valores que puedan ser razonablemente compartidos requiere otros elementos:
- Cercanía e identificación con la sociedad. Algo en lo que percibo que estamos fallando. Ya lo he dicho en otras ocasiones, veo a nuestros cuadros y dirigentes muy solos y aislados. Para ser una alternativa creíble de gobierno deberíamos implicarnos más socialmente. Eso requiere una doble vía de actuación, por un lado hacernos más visibles en los actos y acontecimientos sociales, en las redes sociales y en los círculos sociales, y por otro lado también requiere incorporar a nuestros proyecto a más personas de mayor proyección y capacidad de influencia.
Buscar un ensamble con los ámbitos universitario, educativo, sanitario, en el campo sindical, pero también en el del comercio local y de la empresa, en el de los profesionales liberales y las organizaciones sociales y las comunidades religiosas; acercarnos y acercar a personas con peso e influencia reconocida y reconocible, capaces de dar solvencia a nuestra alternativa y arrastrar a los muchos indecisos y abstencionistas.
Pero para conseguir esto hay que hacer un esfuerzo y también asumir algunos cambios. Para ello nuestro partido debe dar una imagen más abierta y amable que la que tiene. En todos los aspectos. Más entrañable, incluso entre nosotros mismos. Evitar la crispación extrema que tanto rechazo produce en tanta gente; tanto más me atrevo a decir cuanto mayor es la calidad de la persona.
Ya he dicho e intentado explicar en otras ocasiones porqué, en mi opinión, evitar la confrontación no es sólo una cuestión de higiene cívica y democrática sino también la opción estratégica que más nos conviene.
- Un segundo requisito es el rigor en nuestros planteamientos, lo que implica formular propuestas sensatas ampliamente debatidas y consultadas con los sectores interesados, sobre todo en las de más calado. Es necesario activar la organización sectorial del partido, que no propicia suficientemente el debate interno.
Evitar las ocurrencias con las que a veces nos encontramos, que por lo general se vuelven en contra, y sobre todo evitar estar siempre en el no, porque esa reiteración nos resta credibilidad. Hay que estar dispuesto a reconocer el acierto del adversario porque así nuestras críticas serán más creíbles.
La gente no es tonta y sabe distinguir cuándo una crítica es certera, pero también lo es para percibir cuándo es mera consigna o estrategia.
martes, 21 de junio de 2011
Causas y mensajes
Algunos dirigentes politicos son tan egocéntricos y engreídos, que en las derrotas electorales se devanan los sesos intentando encontrar justificaciones y causas, en vez de aguzar los sentidos y abrir la mente para percibir y comprender los mensajes que los votantes les mandan.
jueves, 16 de junio de 2011
La concertación como alternativa conveniente
Para el Partido Socialista los resultados de las elecciones en Melilla han sido malos, muy malos.
Las causas que pueden explicar la debacle son, sin duda, el pernicioso pacto mantenido con CpM durante los últimos tres años, y también la crisis económica que azota al país y se ceba principalmente con el gobierno y el partido que lo sustenta.
Pero en mi opinión ese rechazo también está revelando el fracaso de una política de oposición crítica y radical, basada en la confrontación a veces descarnada.
No quiero decir que sea el PS el único culpable del insoportable clima de crispación en que ha desenvuelto la Asamblea de Melilla durante la última legislatura, pero también pienso con sinceridad que no ha sido ajeno a ella.
Lo que resulta evidente es que el partido con su estrategia actual no es percibido como una alternativa al PP; no convence, no entusiasma y no general confianza.
Yo creo que es necesario dar un giro estratégico y cambiar la política de confrontación por otra de colaboración. En el programa electoral se recogen algunas iniciativas muy positivas para la ciudad que el partido debería intentar plasmar en realidad.
Cómo hacerlo, es la pregunta que a continuación se plantea. Yo creo que la única forma posible es la de recurrir a un instrumento tan apropiado para estos efectos como generalmente olvidado: la negociación y a ser posible el acuerdo.
Claro que negociar lleva consigo una serie de exigencias: por lo pronto la de ser capaz de ceder, y también el deber de lealtad y respeto hacia la otra parte; porque sin esos condicionantes la negociación ciertamente es imposible.
Yo creo que hay que llevar a la Asamblea lo que al menos de momento sigue siendo una realidad entre los melillenses, capaces de relacionarse por encima de ideas y afinidades políticas. Porqué no pueden nuestros representantes políticos relacionarse con la misma naturalidad.
Creo que es un cambio de actitud necesario atendiendo a una mera consideración de higiene democrática y de exigencia ética, casi moral. Un partido que ha llevado la educación para la ciudadanía a las aulas no debería contribuir en modo alguno a que algunos plenos de la Asamblea se conviertan en acontecimientos no aptos para menores; con un efecto por lo demás absolutamente nocivo para la imagen y el prestigio de la política y los políticos.
Pero es que además ese cambio de actitud le beneficia estratégicamente. El PS en Melilla sólo puede crecer atrayendo a votantes de centro, por definición moderado, o procedentes de la enorme masa de abstención, que muchas veces lo es porque está harto de una confrontación que poco contribuye a resolver los problemas. A la izquierda del PS hay muy pocos votos por lo que muy poco es lo que le beneficia radicalizar el discurso.
El PP no va a facilitar ese cambio de actitud, porque se siente cómodo en estas circunstancias. Ellos controlan los medios de comunicación y gozan de todas las ventajas que se deriva de ocupar el gobierno. Sin embargo, eso no debería ser una excusa para que el PS eludiera un cambio estratégico que le reportaría beneficios a medio y largo plazo.
Es verdad también que este periodo de enfrentamiento ha dejado muchas heridas abiertas, pero igualmente afirmo que éstas no deberían condicionar una estrategia.
Una ocasión para exteriorizarlo y ponerlo en práctica es la sesión de investidura; un acto idóneo por su solemnidad y visibilidad para mostrar una disposición sincera y leal para la colaboración en temas de ciudad y al mismo tiempo exigir respeto la oposición a los miles de votos que están detrás de ella.
Hay dos temas de ciudad que podrían constituir un marco de consenso: la ampliación del puerto y la conformación de Melilla como un foco de formación y conocimientos.
Melilla tiene que encontrar un modelo económico y tiene que hacerlo ya, para que dentro de diez o quince años ese modelo pueda estar funcionando y dando a la ciudadanía las oportunidades que se merece.
Sin embargo nuestras posibilidades de desarrollo económico hoy por hoy son muy limitadas: el comercio puede crecer paro no mucho, y lo mismo le pasa al turismo, en tanto que los servicios públicos no son suficientes para dar ocupación a una población que sigue creciendo.
El Partido Popular lleva tiempo machacándonos literalmente con su proyecto de la ampliación del puerto. Un proyecto que ofrece muchas dudas en cuanto que verdaderamente pueda resultar generador de tantos empleos como se dice, e incluso de que resulte realmente competitivo en nuestro entorno, amen de los inconvenientes medioambientales que presenta. No obstante, tal vez haya llegado el momento de mostrar interés sincero en que se explique ese proyecto y se analice en qué consiste.
Otro tema de ciudad es el que propone a Melilla como un centro de difusión de conocimiento y formación que irradie hacia nuestro entorno tanto peninsular como magrebí. Uno se pone a pensar si Melilla podría ser verdaderamente un referente educativo de primer orden al nivel universitario, ofertando titulaciones con demanda en nuestro entorno: farmacia, medicina, ingenierías; he aquí otro campo posible para la negociación y el acuerdo.
jueves, 2 de junio de 2011
Rubalcaba y liderazgo necesario
No recuerdo si es al exasperante Murphi a quien se le atribuye una de esas leyes que irremediablemente se acreditan a cada paso a través de nuestra experiencia.
La ley a la que me refiero guarda relación con el ascenso de las personas en las estructuras organizativas jerárquicas de cualquier naturaleza, y viene a señalar que todo sujeto asciende en una jerarquía organizada justo hasta la posición en que alcanza su nivel de incompetencia.
Ese es su enunciado básico, que se complementa con la explicación de que a partir de ese nivel la falta de capacidad le impide alcanzar un rango superior en la escala.
La conclusión que se deriva de esa regla resulta tan paradójica como inquietante, pues nos conduce a la constatación de que la constelación de estructuras organizativas de todo orden que circunda nuestra existencia, resulta estar en manos de un tropel de excelsos incompetentes.
Esta regla o ley que en su día me hizo pensar, me ha venido a la cabeza en estos momentos en los que desde el Partido Socialista se ha venido a encontrar en Rubalcaba, o Alfredo si se quiere, que a estos efectos tanto da, la persona en quien se ha pensado para conseguir sacar al partido socialista del atolladero en que se encuentra.
La pregunta que a conticuación me he planteado es ¿ha alcanzado ya Rubalcaba su nivel de incompetencia y por tanto no debiera ioptar a la presidencia del gobierno?
Conste que siempre me he considerado y sigo siendo un acérrimo admirador de Rubalcaba, una de las cabezas mejor amuebladas no sólo del socialismo español sino de la entera clase política de España. Y conste también que no comparto que se trate de un personaje con una experiencia tan abultada que pudiera llegar a ser un lastre. Y mucho menos objetaría su edad, algo avanzada en relación con la absurda creencia de que a partir de los cincuenta la vida útil del político empieza a dar muestras de agotamiento. Nada de eso le resta un ápice de interés y fuerza al candidato.
Pienso que en otras condiciones Rubalcaba sería un excerlente candidato a la presidencia del gobierno, y también un excelente presidente. Sin embargo el reto que ahora se le plantea al PSOE me parece mucho más exigente.
El reto ahora no consiste en afinazar un liderazgo personal, sino en conformar un nuevo liderazgo social y colectivo; un liderago que no se concreta ni personifica en alguien concreto, sino en la idea de que la organización cuenta con un proyecto creíble y con gente capaz de acometerlo; porque siento que eso es lo que hoy se hecha de menos. Para esa tarea Rubalcaba no me parece competente, como ningún dirigente aisladamente considerado podría parecérmelo; eso requiere un sustrato colectivo que en la actualidad no veo, precisamente porque nadie se ha preocupado en mantenerlo.
miércoles, 25 de mayo de 2011
Reflexiones después de la debacle
A la vista de los resultados de las elcciónes del pasado domingo no hay más remedio que reconocer la abrumadora derrota que ha sufrido el PSOE y la izquierda, y por contra el incontestable triunfo del PP y la derecha.
Es indudable que en esos resultados ha tenido mucho que ver la crisis económica que atravesamos y las duras medidas de ajuste que se han adoptado; muy particularmente pienso en la reducción del salario de los empleados públicos, cuya incidencia en los resultados de las elecciones sería interesante evaluar.
Sin embargo, creo también que un fracaso tan estrepitoso no se produce si no existe el trasfondo de una gestión deficiente y la evidencia de que se han cometido graves errores.
En anteriores ocasiones he defendido la gestión de Zapatero y lo he hecho convencido como estoy de que ha sido un presidente honesto y de izquierdas que en la mayoría de los casos ha hecho lo correcto. Sin embargo, eso no me impide afirmar que es evidente que también se han cometido errores, o cómo calificar si no la absurda decisión de regalar 400 euros cuando la crisis asomaba tras la esquina, o los absurdos chequebebé que el gobierno regaló a todas las familias con independencia de su nivel de renta. Solo dos ejemplos, aunque bien significativos, que demuestran la calidad de algunos de los oráculos que consultaba el presidente Zapatero.
Hay otros errores que también me parecen evidentes, como el escaso acierto en la elección de los cuadros del partido o, lo que es aun más grave, en la designación de los miembros de su gobierno. Personas que no han estado a la altura de tan altas exigencias y responsabilidades, y a las que sin embargo Zapatero se empeñó en encumbrar en detrimento de tanta gente de peso y de talento como podía encontrar en el partido y sus aledaños.
Tampoco me da la impresión de que haya habido mucho acierto en la conformación de estructuras regionales competentes, en las que hemos asistido al progresivo adocenamiento de los líderes regionales y locales, con el consiguiente desapego de personalidades de más talla que habrían generado otras sinergias y otros discursos más certeros.
Todo eso es el pasado pero me temo que va a influir también en un presente que requeriría tantos y tan significativos cambios que dudo mucho que el PSOE vaya a ser capaz de poder acometerlos, al menos en el corto o medio plazo.
La primera conclusión que de cara al futuro me sugieren estas reflexiones es que en el momento actual lo más urgente en la agenda del partido socialista probablemente sea elegir a un candidato; lo más importante, sin embargo, pienso que es elegir a quien sea capaz de regenerar el partido, no en el sentido ético del término, sino en de la eficacia y la coherencia con la idea de un partido que es la referencia de la izquierda en España; una tarea que se me antoja que va a ser muy complicada.
Es indudable que en esos resultados ha tenido mucho que ver la crisis económica que atravesamos y las duras medidas de ajuste que se han adoptado; muy particularmente pienso en la reducción del salario de los empleados públicos, cuya incidencia en los resultados de las elecciones sería interesante evaluar.
Sin embargo, creo también que un fracaso tan estrepitoso no se produce si no existe el trasfondo de una gestión deficiente y la evidencia de que se han cometido graves errores.
En anteriores ocasiones he defendido la gestión de Zapatero y lo he hecho convencido como estoy de que ha sido un presidente honesto y de izquierdas que en la mayoría de los casos ha hecho lo correcto. Sin embargo, eso no me impide afirmar que es evidente que también se han cometido errores, o cómo calificar si no la absurda decisión de regalar 400 euros cuando la crisis asomaba tras la esquina, o los absurdos chequebebé que el gobierno regaló a todas las familias con independencia de su nivel de renta. Solo dos ejemplos, aunque bien significativos, que demuestran la calidad de algunos de los oráculos que consultaba el presidente Zapatero.
Hay otros errores que también me parecen evidentes, como el escaso acierto en la elección de los cuadros del partido o, lo que es aun más grave, en la designación de los miembros de su gobierno. Personas que no han estado a la altura de tan altas exigencias y responsabilidades, y a las que sin embargo Zapatero se empeñó en encumbrar en detrimento de tanta gente de peso y de talento como podía encontrar en el partido y sus aledaños.
Tampoco me da la impresión de que haya habido mucho acierto en la conformación de estructuras regionales competentes, en las que hemos asistido al progresivo adocenamiento de los líderes regionales y locales, con el consiguiente desapego de personalidades de más talla que habrían generado otras sinergias y otros discursos más certeros.
Todo eso es el pasado pero me temo que va a influir también en un presente que requeriría tantos y tan significativos cambios que dudo mucho que el PSOE vaya a ser capaz de poder acometerlos, al menos en el corto o medio plazo.
La primera conclusión que de cara al futuro me sugieren estas reflexiones es que en el momento actual lo más urgente en la agenda del partido socialista probablemente sea elegir a un candidato; lo más importante, sin embargo, pienso que es elegir a quien sea capaz de regenerar el partido, no en el sentido ético del término, sino en de la eficacia y la coherencia con la idea de un partido que es la referencia de la izquierda en España; una tarea que se me antoja que va a ser muy complicada.
jueves, 19 de mayo de 2011
Lo que piden los indignados
Leyendo la plataforma reivindicativa que se va dibujando en las asambleas de "los indignados" de Sol siento que muchas de ellas son propuestas tan utópicas como necesarias, al tiempo que señalan un camino distinto al de la resignación que otros nos proponen; y eso cuando menos ilusiona.
Ignoro si este movimiento va a ser capaz de perpetuarse sin disolverse o desvirtuarse, pero si así fuera, si consiguiera consolidarse y articular un discurso propio creo que nuestros representantes políticos deberían ponerse alerta, cada uno por lo que le toca. Por un lado los partidos de izquierda y en particular el PSOE, que si quiere evitar ser arrollado por los acontecimientos debería ponerse a pensar cómo liderar un auténtico proceso de regeneración política que dé respuesta a tantas perversiones y abusos como han tomado carta de naturaleza en el funcionamiento de nuestra manifiestamente mejorable democracia; por otro lado el partido que en España aglutina a la derecha, que tal vez en las próximas elecciones municipales vaya a sacar tajada del clima de descontento, pero que debería calmarse ante la posibilidad de que en las generales se lleve una sorpresa con la que no contaba, pues lo que se está planteando en las plazas de España es un debate de ideas y de profundización en la democracia, y en este terreno, si el debate cuaja, siempre tiene las de perder la derecha. Ellos lo saben y por eso están tan nerviosos.
He aquí algunas de esas reivindicaciones concretas:
- Abolición de leyes injustas. Suprimir y sustituir normas como la Ley Sinde, el Plan Bolonia, la Ley de Extranjería, la Ley de Partidos o la ley electoral. Y apoyan que las leyes clave que aprueben las Cortes vayan precedidas de un referéndum.
- Tercera República. Unos quieren un referéndum para votar monarquía o república, otros apuestan directamente por hacer desaparecer de la Constitución todo lo que tenga que ver con la Casa Real.
- Reformas fiscales. Abogan por "favorecer las rentas más bajas", por "que paguen más los que más tienen" y por "que el IVA sea un impuesto progresivo". Además, entre otras muchas cosas, quieren "que se establezca la tasa Tobin para gravar la especulación y el movimiento de capitales y que lo obtenido por esos impuestos revierta en políticas sociales". Se propugna asimismo "nacionalizar los bancos rescatados".
- Transporte y movilidad. Favorecer el transporte público y alternativo al coche, crear una red de carril bici, subvencionar el abono transporte a los parados.
- Reforma de las condiciones laborales de la clase política. Se aboga por la supresión de sueldos vitalicios, la formación reglada (que opositen), la revisión y balance de las políticas al concluir cada mandato, listas electorales limpias y libres de imputados por corrupción política.
- Desvinculación total de la Iglesia y el Estado y División de Poderes. La religión debe ser circunscrita solo a la intimidad y los jueces deben estar lejos de la política.
- Democracia participativa y directa. Apuestan por un funcionamiento asambleario en la base ciudadana (barrios, distritos...) apoyado en Internet y las nuevas tecnologías. Piden también participación en los asuntos relativos a la gestión de los presupuestos por las distintas administraciones. En general, descentralización del poder político.
- Mejora y regularización de las relaciones laborales. Básicamente se trata de acabar con la precariedad salarial y el "abuso" de los becarios, estableciendo un salario mínimo de 1.200 euros, con un Estado que garantice el empleo y la igualdad salarial.
- Ecología y Medio Ambiente. Cierre inmediato de las centrales nucleares y apoyo a las economías sostenibles.
- Recuperación de las empresas públicas privatizadas. La Administración debe de hacerse cargo de nuevo de la gestión.
- Fuerza del Estado. Reducción del gasto militar, cierre de las fábricas de armas y negativa a la intervención en cualquier escenario de guerra.
- Recuperación de la Memoria Histórica. Condena del franquismo.
Ignoro si este movimiento va a ser capaz de perpetuarse sin disolverse o desvirtuarse, pero si así fuera, si consiguiera consolidarse y articular un discurso propio creo que nuestros representantes políticos deberían ponerse alerta, cada uno por lo que le toca. Por un lado los partidos de izquierda y en particular el PSOE, que si quiere evitar ser arrollado por los acontecimientos debería ponerse a pensar cómo liderar un auténtico proceso de regeneración política que dé respuesta a tantas perversiones y abusos como han tomado carta de naturaleza en el funcionamiento de nuestra manifiestamente mejorable democracia; por otro lado el partido que en España aglutina a la derecha, que tal vez en las próximas elecciones municipales vaya a sacar tajada del clima de descontento, pero que debería calmarse ante la posibilidad de que en las generales se lleve una sorpresa con la que no contaba, pues lo que se está planteando en las plazas de España es un debate de ideas y de profundización en la democracia, y en este terreno, si el debate cuaja, siempre tiene las de perder la derecha. Ellos lo saben y por eso están tan nerviosos.
He aquí algunas de esas reivindicaciones concretas:
- Abolición de leyes injustas. Suprimir y sustituir normas como la Ley Sinde, el Plan Bolonia, la Ley de Extranjería, la Ley de Partidos o la ley electoral. Y apoyan que las leyes clave que aprueben las Cortes vayan precedidas de un referéndum.
- Tercera República. Unos quieren un referéndum para votar monarquía o república, otros apuestan directamente por hacer desaparecer de la Constitución todo lo que tenga que ver con la Casa Real.
- Reformas fiscales. Abogan por "favorecer las rentas más bajas", por "que paguen más los que más tienen" y por "que el IVA sea un impuesto progresivo". Además, entre otras muchas cosas, quieren "que se establezca la tasa Tobin para gravar la especulación y el movimiento de capitales y que lo obtenido por esos impuestos revierta en políticas sociales". Se propugna asimismo "nacionalizar los bancos rescatados".
- Transporte y movilidad. Favorecer el transporte público y alternativo al coche, crear una red de carril bici, subvencionar el abono transporte a los parados.
- Reforma de las condiciones laborales de la clase política. Se aboga por la supresión de sueldos vitalicios, la formación reglada (que opositen), la revisión y balance de las políticas al concluir cada mandato, listas electorales limpias y libres de imputados por corrupción política.
- Desvinculación total de la Iglesia y el Estado y División de Poderes. La religión debe ser circunscrita solo a la intimidad y los jueces deben estar lejos de la política.
- Democracia participativa y directa. Apuestan por un funcionamiento asambleario en la base ciudadana (barrios, distritos...) apoyado en Internet y las nuevas tecnologías. Piden también participación en los asuntos relativos a la gestión de los presupuestos por las distintas administraciones. En general, descentralización del poder político.
- Mejora y regularización de las relaciones laborales. Básicamente se trata de acabar con la precariedad salarial y el "abuso" de los becarios, estableciendo un salario mínimo de 1.200 euros, con un Estado que garantice el empleo y la igualdad salarial.
- Ecología y Medio Ambiente. Cierre inmediato de las centrales nucleares y apoyo a las economías sostenibles.
- Recuperación de las empresas públicas privatizadas. La Administración debe de hacerse cargo de nuevo de la gestión.
- Fuerza del Estado. Reducción del gasto militar, cierre de las fábricas de armas y negativa a la intervención en cualquier escenario de guerra.
- Recuperación de la Memoria Histórica. Condena del franquismo.
martes, 17 de mayo de 2011
Jóvenes indignados en las plazas
En un comentario del día 30 de enero decía, entre otras cosas, a partir de la crisis económica y de las medidas con que se está afrontando "la sensación que se está instalando es la de que estamos dando un paso atrás y que esa nueva posición es irreversible" y que "eso causa frustración y desesperanza; y la sensación de que todo puede ir a peor", para temirnar diciendo en relación con la actitud del gobierno y el partido que lo sustenta que "no se alimenta ni se da pie a la esperanza; y eso es lo que está causando el desapego de la gente; y esa es la causa de la declinante valoración que está sufriendo".
Han pasado más de tres meses desde entonces y hoy veo que nuestras plazas se llenan de jóvenes que reclaman democracia real, argumentando que no lo es la que tenemos, en la que sólo elegimos títeres que ejecutan las decisiones de los que realmente mandan. Se sienten engañados y privados del futuro, y no se resignan a ser los paganos de errores que ellos no han cometido. No hacen nada que deba extrañarnos: exigen los derechos que les decíamos que tenían: al trabajo, a la vivienda, al futuro. Derechos que ahora sin embargo ven que están vacíos, y por eso se sienten engañados, porque realmente lo han sido.
Me he detenido a observar algunas imágenes de lo que ocure en en esas plazas, y a la gente que está acudiendo a ellas. Allí veo gente de izquierda que ya está harta, indignada, y creo que tienen razones sobradas para estarlo. Sin embargo veo también que ese hartazgo y esa indignación va a beneficiar a la derecha, que no está en esas plazas ni va a estarlo. Pero no caben reproches, que cada cuál asuma sus responsabilidades; y los partidos de izquierda la de no estar a la altura de las circunstancias, ni hoy por hoy en condiciones de devolver la esperanza. Que nadie se tire de los pelos ni se toque arrebato porque viene la derecha; mejor que se pongan a pensar en cómo se arregla esto.
Han pasado más de tres meses desde entonces y hoy veo que nuestras plazas se llenan de jóvenes que reclaman democracia real, argumentando que no lo es la que tenemos, en la que sólo elegimos títeres que ejecutan las decisiones de los que realmente mandan. Se sienten engañados y privados del futuro, y no se resignan a ser los paganos de errores que ellos no han cometido. No hacen nada que deba extrañarnos: exigen los derechos que les decíamos que tenían: al trabajo, a la vivienda, al futuro. Derechos que ahora sin embargo ven que están vacíos, y por eso se sienten engañados, porque realmente lo han sido.
Me he detenido a observar algunas imágenes de lo que ocure en en esas plazas, y a la gente que está acudiendo a ellas. Allí veo gente de izquierda que ya está harta, indignada, y creo que tienen razones sobradas para estarlo. Sin embargo veo también que ese hartazgo y esa indignación va a beneficiar a la derecha, que no está en esas plazas ni va a estarlo. Pero no caben reproches, que cada cuál asuma sus responsabilidades; y los partidos de izquierda la de no estar a la altura de las circunstancias, ni hoy por hoy en condiciones de devolver la esperanza. Que nadie se tire de los pelos ni se toque arrebato porque viene la derecha; mejor que se pongan a pensar en cómo se arregla esto.
martes, 3 de mayo de 2011
Si Obama fuera Zapatero
Bin Laden ha muerto y más de medio mundo se felicita por ello. Algunos lo interpretan como un acto de justicia, otros porque hoy el mundo es más seguro que ayer. También el partido popular de España se muestra moderadamente satisfecho, aunque aprovechando el curso del Pisuerga, Esperanza Aguirre se ha apresurado a subrayar que Al Qaeda nunca reivindicó el 11-M, dando oxígeno y a la mayor gloria de la teoría de la conspiración. Para sus persistentes partidarios la cosa, por tanto, va con nosotros pero menos; que aquí el principal problema son los socialistas, y de ellos sobre todo Zapatero.
Pero una vez se van conociendo los detalles de la operación que ha acabado con la vida del terrorista más buescado por occidente, hay una idea que no deja de darme vueltas en la cabeza: si Zapatero -o cualquier socialusta en el gobierno, entiéndase- hubiera dado la orden que antesdeayer dio Obama, hoy el PP le estaría acusando de asesinato ante la Audiencia Nacional, jaleado por los amigos del Mundo e Intereconomía; y no quepa la menor duda de que habría algún juez dispuesto a dar trámite a la acusación.
Pero una vez se van conociendo los detalles de la operación que ha acabado con la vida del terrorista más buescado por occidente, hay una idea que no deja de darme vueltas en la cabeza: si Zapatero -o cualquier socialusta en el gobierno, entiéndase- hubiera dado la orden que antesdeayer dio Obama, hoy el PP le estaría acusando de asesinato ante la Audiencia Nacional, jaleado por los amigos del Mundo e Intereconomía; y no quepa la menor duda de que habría algún juez dispuesto a dar trámite a la acusación.
lunes, 28 de marzo de 2011
Ni tan solo ni tan malo
Si atendemos a los portavoces de la oposición conservadora, e incluso a cualificados portavoces del partido en el Gobierno no es difícil llegar a la conclusión de que Zapatero ha perdido credibilidad y probablemente hoy por hoy esté lastrando al partido socialista, que según todas las encuestas y salvo sorpresa, de lo que por cierto la política está llena, vaya a perder las próximas elecciones.
Obiavmente la culpa de todo es de Zapatero, la diana a la que tana gente está encantada de lanzar sus dardos, mejor si están envenenados. Motivos hay muchísimos, según ellos, tan grande es su incomensurable incompetencia en todos los aspectos y particularmente en lo que a economía se refiere, y hasta meritoria su capacidad de acaparación de todos los posibles males, como decía el catecismo para describir la esencia del maligno, sin mezcla de bien alguno.
Uno se podría convencer de que la política económica de Zapatero es ciertamente un total desastre si encontrara datos objetivos que permitieran establecer tal evidencia. Sin embargo, si dejamos de mirarnos al ombligo y abrimos un poco el campo de visión podemos observar algunas cosas que cuando menos llaman la atención. Sorprende por un lado que se critique tanto a quien recibe desde el exterior un razonable espaldarazo a cada una de las sucesivas medidas que en política económica ha ido adoptando. Uno puede llegar a entender las oposición de los sindicatos o la izquierda, por la presión que estas medidas cargan sobre las espaldas más desfavorecias. Sin embargo que sea la derecha quien critique que se haga lo que se está haciendo a requerimiento del establishment conservador que para bien o para mal gobierna el mundo, eso no encuentra fácil explicación. Claro que para estos enemigos interiores siempre es facil oponer que tales medidas aunque acertadas resultan insuficientes y, sobre todo, gran panacea argumental que han descubierto y a la que no le niego su parte de razón, que llegan demasiado tarde.
Pero además, y esto me obliga a relativizar el fundamento de las críticas que se vierten, es que no es sólo al inefable Zapatero al que le le marchan mal las cosas, si observamos lo que está ocurriendo en Reino Unido, Portugal, Francia o Alemania (Italia es caso aparte porque allí la política por parámetros que al menos para mí son insondables) donde sus respectivos líderes, de diverso color político por cierto, aunque mayoritariamente escorados a la derecha, también están sufriendo importantes pérdidas de valoración y sonoros varapalos electorales, aun acuando para los más encarnizados antizapatistas de aquí, por cierto correligionarios ideológicos de aquellos, ellos, como gente de bien y bien formada y documentada, sí que están haciendo bien las cosas.
En Alemania, por ejemplo, antítesis de la situación de España y donde el milagro económico parece que a todo el mundo tiene deslumbrado, resulta que Merkel no atraviesa sus mejores momentos que digamos y cosecha derrotas electorales históricas, que bien es cierto que algunos se empeñarán en maquillar o minimizar aludiendo al repunte de la conciencia verde tras la catástrofe nipona.
Y algo parecido ocurre en Francia, con su locomatora económica también a buena marcha, donde ni el trabajado, y meritorio a mi juicio, todo hay que decirlo, protagonismo de Sarkozy abrazándose una vez más a la liberté, fraternité y egualité, esta vez con sabor norteafricano, le exime de estruendosos fracasos electorales como el que acaba de recoger en los últimos comicios cantonales, donde mire usted por donde son los socialistas amigos de Zapatero quienes se han alzado con el triunfo.
Pero es el caso portugues el que para mí refleja mejor cómo en la política están funcionando desde hace un tiempo las cosas. Aquí resulta que cae un gobierno, por cierto socialista, porque todo el arco político de la oposición se está negando a exigir a los portugueses un sacrificio sin el que todos coinciden que las consecuencias van a ser peores. Todos son conscientes de que hacer caer al gobierno no es la solución pero todos han estado de acuerdo en empujarle para que caiga. La razón, o mejor dicho la explicación de esta actitud no es otra más que el interés en forzar un adelanto de las elecciones, en las que la victoria del primer partido de la oposición, y esto resulta todavía más incompresible, no está hoy por hoy nada claro que vaya a producirse. Se trata simple y llanamente de perjudicar al adversario y, como quien pesca en rio revuelto, esperar a que con suerte les salgan bien las cosas; y si eso perjudica gravemente al país pues qué le vamos a hacer, ya vendrán tiempos mejores.
Algo parecido a mi entender de lo que ocurre en España, con la pequeña diferencia de que aun con tanto francotirador como anda suelto la economía española, a pesar de todo e incluso de Zapatero, parece que se está recuperando y, qué cosa más rara con lo mal que todo se está haciendo, sin necesidad de rescate bancario o intervención a la vista, que Dios nos guarde llegado el caso.
No es cierto que el adelanto electoral beneficie a los intereses de España, aquí de lo que se trata es de ver si aprovechando la que está callendo nos subimos al poder y nos ponemos nosotros (entiéndase los otros) a arreglarlo, que ya veremos si sabemos hacerlo, porque ideas que hayamos expresado ciertamente que no hay muchas, pero ganas, no sólo de arreglarlo todo, que hay que pensar que también, sino sobre todo de alcanzar el poder y sus prebendas, de esas sí que tenemos (digo yo que dicen ellos).
Y así andamos todos; entre ellos y nosotros y nosotros y ellos, y hoy por hoy con Zapatero en el centro y recibiendo, a pesar de que según las opiniones de los que suelen estar a la derecha (leasé banqueros y empresarios), él, quiero decir ellos, el gobierno está haciendo su tarea y nos está salvando. Pero eso no importa, aquí lo que importa es que se vaya Zapatero, porque parece que todo está apunto para que entren los otros.
Obiavmente la culpa de todo es de Zapatero, la diana a la que tana gente está encantada de lanzar sus dardos, mejor si están envenenados. Motivos hay muchísimos, según ellos, tan grande es su incomensurable incompetencia en todos los aspectos y particularmente en lo que a economía se refiere, y hasta meritoria su capacidad de acaparación de todos los posibles males, como decía el catecismo para describir la esencia del maligno, sin mezcla de bien alguno.
Uno se podría convencer de que la política económica de Zapatero es ciertamente un total desastre si encontrara datos objetivos que permitieran establecer tal evidencia. Sin embargo, si dejamos de mirarnos al ombligo y abrimos un poco el campo de visión podemos observar algunas cosas que cuando menos llaman la atención. Sorprende por un lado que se critique tanto a quien recibe desde el exterior un razonable espaldarazo a cada una de las sucesivas medidas que en política económica ha ido adoptando. Uno puede llegar a entender las oposición de los sindicatos o la izquierda, por la presión que estas medidas cargan sobre las espaldas más desfavorecias. Sin embargo que sea la derecha quien critique que se haga lo que se está haciendo a requerimiento del establishment conservador que para bien o para mal gobierna el mundo, eso no encuentra fácil explicación. Claro que para estos enemigos interiores siempre es facil oponer que tales medidas aunque acertadas resultan insuficientes y, sobre todo, gran panacea argumental que han descubierto y a la que no le niego su parte de razón, que llegan demasiado tarde.
Pero además, y esto me obliga a relativizar el fundamento de las críticas que se vierten, es que no es sólo al inefable Zapatero al que le le marchan mal las cosas, si observamos lo que está ocurriendo en Reino Unido, Portugal, Francia o Alemania (Italia es caso aparte porque allí la política por parámetros que al menos para mí son insondables) donde sus respectivos líderes, de diverso color político por cierto, aunque mayoritariamente escorados a la derecha, también están sufriendo importantes pérdidas de valoración y sonoros varapalos electorales, aun acuando para los más encarnizados antizapatistas de aquí, por cierto correligionarios ideológicos de aquellos, ellos, como gente de bien y bien formada y documentada, sí que están haciendo bien las cosas.
En Alemania, por ejemplo, antítesis de la situación de España y donde el milagro económico parece que a todo el mundo tiene deslumbrado, resulta que Merkel no atraviesa sus mejores momentos que digamos y cosecha derrotas electorales históricas, que bien es cierto que algunos se empeñarán en maquillar o minimizar aludiendo al repunte de la conciencia verde tras la catástrofe nipona.
Y algo parecido ocurre en Francia, con su locomatora económica también a buena marcha, donde ni el trabajado, y meritorio a mi juicio, todo hay que decirlo, protagonismo de Sarkozy abrazándose una vez más a la liberté, fraternité y egualité, esta vez con sabor norteafricano, le exime de estruendosos fracasos electorales como el que acaba de recoger en los últimos comicios cantonales, donde mire usted por donde son los socialistas amigos de Zapatero quienes se han alzado con el triunfo.
Pero es el caso portugues el que para mí refleja mejor cómo en la política están funcionando desde hace un tiempo las cosas. Aquí resulta que cae un gobierno, por cierto socialista, porque todo el arco político de la oposición se está negando a exigir a los portugueses un sacrificio sin el que todos coinciden que las consecuencias van a ser peores. Todos son conscientes de que hacer caer al gobierno no es la solución pero todos han estado de acuerdo en empujarle para que caiga. La razón, o mejor dicho la explicación de esta actitud no es otra más que el interés en forzar un adelanto de las elecciones, en las que la victoria del primer partido de la oposición, y esto resulta todavía más incompresible, no está hoy por hoy nada claro que vaya a producirse. Se trata simple y llanamente de perjudicar al adversario y, como quien pesca en rio revuelto, esperar a que con suerte les salgan bien las cosas; y si eso perjudica gravemente al país pues qué le vamos a hacer, ya vendrán tiempos mejores.
Algo parecido a mi entender de lo que ocurre en España, con la pequeña diferencia de que aun con tanto francotirador como anda suelto la economía española, a pesar de todo e incluso de Zapatero, parece que se está recuperando y, qué cosa más rara con lo mal que todo se está haciendo, sin necesidad de rescate bancario o intervención a la vista, que Dios nos guarde llegado el caso.
No es cierto que el adelanto electoral beneficie a los intereses de España, aquí de lo que se trata es de ver si aprovechando la que está callendo nos subimos al poder y nos ponemos nosotros (entiéndase los otros) a arreglarlo, que ya veremos si sabemos hacerlo, porque ideas que hayamos expresado ciertamente que no hay muchas, pero ganas, no sólo de arreglarlo todo, que hay que pensar que también, sino sobre todo de alcanzar el poder y sus prebendas, de esas sí que tenemos (digo yo que dicen ellos).
Y así andamos todos; entre ellos y nosotros y nosotros y ellos, y hoy por hoy con Zapatero en el centro y recibiendo, a pesar de que según las opiniones de los que suelen estar a la derecha (leasé banqueros y empresarios), él, quiero decir ellos, el gobierno está haciendo su tarea y nos está salvando. Pero eso no importa, aquí lo que importa es que se vaya Zapatero, porque parece que todo está apunto para que entren los otros.
domingo, 20 de marzo de 2011
El modelo de la modernidad catarí
Leo que aviones de Catar se incorporan a las operaciones que la fuerza internacional está desarrollando en Libia bajo el amparo de la ONU y otra vez compruebo el papel que este pequeño emirato está jugando en el despertar democrático que acontece en los países árabes y del magreb.
Catar y ese medio de comunicación catarí que es Alyazeera están contribuyendo decisivamente a mostrar al mundo lo que algunos hasta hace poco dudaban, que modernidad e islam son conceptos perfectamente compatibles. Para los árabes y musulmanes el mensaje de modernidad se trasmite, además, con la fuerza de convicción que sólo puede tener un medio de comunicación que les habla desde sus mismas concepciones culturales, lo que lo hace más atractivo y convincente.
La participacion Catarí en las operaciones militares supone otro gesto de gran valor simbólico. Es cierto que Marruecos y otros países árabes y magrebíes apoyan también la intervención; pero que haya sido Catar el primero en hacer ostensible su participación no viene sino a poner en evidencia el liderazgo que este país se está logrando granjear.
Catar y ese medio de comunicación catarí que es Alyazeera están contribuyendo decisivamente a mostrar al mundo lo que algunos hasta hace poco dudaban, que modernidad e islam son conceptos perfectamente compatibles. Para los árabes y musulmanes el mensaje de modernidad se trasmite, además, con la fuerza de convicción que sólo puede tener un medio de comunicación que les habla desde sus mismas concepciones culturales, lo que lo hace más atractivo y convincente.
La participacion Catarí en las operaciones militares supone otro gesto de gran valor simbólico. Es cierto que Marruecos y otros países árabes y magrebíes apoyan también la intervención; pero que haya sido Catar el primero en hacer ostensible su participación no viene sino a poner en evidencia el liderazgo que este país se está logrando granjear.
viernes, 18 de marzo de 2011
Libia suma y sigue
Sería una ingenuidad pensar que en la intervención de la comunidad internacional no influye el interés por el petroleo que Líbia guarda en sus desiertos, o la consciencia de que en realidad Gadaffi sea un dirigente débil que difícilmente podrá mantenerse una vez pierda la superioridad militar con la que ha estado masacrando a su propio pueblo. Son enormes las expectativas de beneficios y limitados los riesgos que se asumen, por eso esta vez, a diferencia de otras muchas, la ONU ha actuado.
Sin embargo, esta percepción no impide reconocer que la decisión de poner freno a la barbarie enloquecida de Gadaffi supone también una señal a millones de ciudadanos árabes que la estaban esperando, y un espaldarazo a las reividicaciones de justicia y democracia que están protagonizando, conscientes, esta es mi impresión, de que les ha llegado su momento. Primero fue Túnez y despues Egipto, y ahora puede ser Libia; las preguntas ahora son ¿cuál o cuáles serán los siguientes?, y también ¿cómo darán el paso a las reformas que los ciudadanos van a reclamar?, y por último ¿actuará también la comunidad internacional si en vez de con reformas y apertura los gobiernos responden con represión? Veamos que ocurre en Bahrein y atendamos a los acontecimientos.
En otro orden de cosas me me ha llamado la atención y sorprendido la apelación de Gadaffi a la figura de Franco, y el paralelismo que ha querido establecer entre su reconquista del último reducto rebelde de Bengasi y la caída del Madrid de la República. Sorprende que un dictador que hasta ahora había cultivado un aureola pseudoizquierdista se acuerde en estos momentos de la supuesta azaña de un general fascista. Qué pensarán de tamaño desvarío Hugo Chavez y Daniel Ortega, sus últimos valedores en la escena internacional.
Además, si fuera consciente de las implicaciones que se pueden derivar de su desafortunada comparación Gadaffi seguramente hoy encontraría motivos fundados para la preocupación, pues si la entrada de Franco en Madrid supuso su triunfo en la contienda, también es cierto que esa victoria fue posible gracias principalmente a la superioridad aérea con que Franco pudo contar a lo largo de la guerra, la misma superioridad que el dictador libio acaba de perder.
Sin embargo, esta percepción no impide reconocer que la decisión de poner freno a la barbarie enloquecida de Gadaffi supone también una señal a millones de ciudadanos árabes que la estaban esperando, y un espaldarazo a las reividicaciones de justicia y democracia que están protagonizando, conscientes, esta es mi impresión, de que les ha llegado su momento. Primero fue Túnez y despues Egipto, y ahora puede ser Libia; las preguntas ahora son ¿cuál o cuáles serán los siguientes?, y también ¿cómo darán el paso a las reformas que los ciudadanos van a reclamar?, y por último ¿actuará también la comunidad internacional si en vez de con reformas y apertura los gobiernos responden con represión? Veamos que ocurre en Bahrein y atendamos a los acontecimientos.
En otro orden de cosas me me ha llamado la atención y sorprendido la apelación de Gadaffi a la figura de Franco, y el paralelismo que ha querido establecer entre su reconquista del último reducto rebelde de Bengasi y la caída del Madrid de la República. Sorprende que un dictador que hasta ahora había cultivado un aureola pseudoizquierdista se acuerde en estos momentos de la supuesta azaña de un general fascista. Qué pensarán de tamaño desvarío Hugo Chavez y Daniel Ortega, sus últimos valedores en la escena internacional.
Además, si fuera consciente de las implicaciones que se pueden derivar de su desafortunada comparación Gadaffi seguramente hoy encontraría motivos fundados para la preocupación, pues si la entrada de Franco en Madrid supuso su triunfo en la contienda, también es cierto que esa victoria fue posible gracias principalmente a la superioridad aérea con que Franco pudo contar a lo largo de la guerra, la misma superioridad que el dictador libio acaba de perder.
miércoles, 16 de marzo de 2011
Insegura seguridad nuclear
Aunque es verdad que se trata de temas muy técnicos y complejos, a la vista de lo que está sucediendo en Japón parece evidente que cualquier persona mínimamente razonable haya podido llegar a la conclusión de que la ubicación de centrales nucleares en territorios con alto riesgo sísmico y de sufrir los efectos de tsunamis no parece que haya sido muy acertado, y sin embargo así se hizo, seguro que después de sesudas y solventes evaluaciones e informes que llegarían a la conclusión de que los riesgos eran prácticamente inexistentes. Sin embargo el riesgo existía y ahora el error de apreciación parece más que evidente.
Los defensores del uso de la energía nuclear afirman y ofrecen datos e irrefutables explicaciones teóricas que, supuestamente, demuestran que se trata de una tecnología segura, cuyo único inconveniente, si así se le quiere calificar, es que la radioactividad de los residuos que genera tarda miles de años en desactivarse; inconvenencia que se minimiza pues la solución es tan sencilla como depositar esos residuos en cementerios nucleares debidamente diseñados, a salvo, siempre según los consabidos informes técnicos, de cualquier catástrofe que pudiera liberar al exterior la mortífera radioactividad que encierran.
El desastre nuclear de Japón, como ocurrió antes en Chernobil y otros emplazamientos fallidos que no soy capáz de identificar, demuestran que los más sesudos y reputados informes de seguridad pueden ser muy deficientes a la hora de evaluar los riesgos.
En Japón, incomprensiblemente, no se calibró el riesgo de ubicar centrales nucleares en la playa, y ahora ha sido un tsnami el causante de la catástrofe. En España he oído estos días que algunas de nuestras centrales se han construido en el interior, y que el riesgo en este caso radica en que se encuentran muy alejadas del mar o de cualquier río donde se pudiera obtener el agua necesaria para, en caso necesario, enfriarlas.
Supongo que cualquier ingeniero podrá rebatir mis infundadas opiniones sobre un tema que desconozco más allá de lo que cualquier persona medianamente informada, pero permítaseme también a mi dudar de los informes que nos intentan tranquilizar al respecto de una tecnología que se nos presenta como muy segura y limpia, pero que cuando falla, y es una evidencia que a veces falla, resulta enormemente peligrosa.
En otro orden de cosas compruebo con contenida esperanza que la revolución libia sigue centrando la atención y no esta siendo totalmente desplazada por la catástrofe de Japón. También que la comunidad internacional, aunque con su habitual desesperante indecisión y lentitud, sigue manteniendo el tema en su agenda. Ojalá se llegue a tiempo y al final se pueda ver la luz y triunfe la revuelta, porque es mucho lo que hay en juego en ella; ni más ni menos que las aspiraciones de justicia y libertad de millones de árabes, y su confianza en que ningún dictador va a conseguir doblegarles e imponerse por las armas.
Los defensores del uso de la energía nuclear afirman y ofrecen datos e irrefutables explicaciones teóricas que, supuestamente, demuestran que se trata de una tecnología segura, cuyo único inconveniente, si así se le quiere calificar, es que la radioactividad de los residuos que genera tarda miles de años en desactivarse; inconvenencia que se minimiza pues la solución es tan sencilla como depositar esos residuos en cementerios nucleares debidamente diseñados, a salvo, siempre según los consabidos informes técnicos, de cualquier catástrofe que pudiera liberar al exterior la mortífera radioactividad que encierran.
El desastre nuclear de Japón, como ocurrió antes en Chernobil y otros emplazamientos fallidos que no soy capáz de identificar, demuestran que los más sesudos y reputados informes de seguridad pueden ser muy deficientes a la hora de evaluar los riesgos.
En Japón, incomprensiblemente, no se calibró el riesgo de ubicar centrales nucleares en la playa, y ahora ha sido un tsnami el causante de la catástrofe. En España he oído estos días que algunas de nuestras centrales se han construido en el interior, y que el riesgo en este caso radica en que se encuentran muy alejadas del mar o de cualquier río donde se pudiera obtener el agua necesaria para, en caso necesario, enfriarlas.
Supongo que cualquier ingeniero podrá rebatir mis infundadas opiniones sobre un tema que desconozco más allá de lo que cualquier persona medianamente informada, pero permítaseme también a mi dudar de los informes que nos intentan tranquilizar al respecto de una tecnología que se nos presenta como muy segura y limpia, pero que cuando falla, y es una evidencia que a veces falla, resulta enormemente peligrosa.
En otro orden de cosas compruebo con contenida esperanza que la revolución libia sigue centrando la atención y no esta siendo totalmente desplazada por la catástrofe de Japón. También que la comunidad internacional, aunque con su habitual desesperante indecisión y lentitud, sigue manteniendo el tema en su agenda. Ojalá se llegue a tiempo y al final se pueda ver la luz y triunfe la revuelta, porque es mucho lo que hay en juego en ella; ni más ni menos que las aspiraciones de justicia y libertad de millones de árabes, y su confianza en que ningún dictador va a conseguir doblegarles e imponerse por las armas.
martes, 15 de marzo de 2011
La rebelión libia y el desplazamiento del foco informativo
No niego un ápice de importancia a la tremenda catástrofe que está viviendo Japón , así como tampoco el enorme interés de los acontecimientos que allí acontecen, tanto por la dimensión humanitaria del desastre, como por las consecuencias económicas que van a derivarse, o su incidencia en cuestiones que nos tocan muy de cerca, como son los riesgos y el debate que acompaña a la energía nuclear.
Sin embargo todo ello no me parece que justifique el apartamiento del foco informativo sobre la revolución Líbia.
Me apena ver esos valientes rebeldes que se han levantado en dignidad contra el tirano y que ahora no sólo se están viendo acorralados por una fuerza militar superior y abandonados por una comunidad internacional torpe e indecisa, sino también postergados a un segundo plano informativo por los mismos medios que hasta hace unos días abrían sus ediciones dedicándoles sus principales titulares.
Para estos medios la revuelta libia ha perdido interés informativo y esta es la batalla más importante que el dictador puede estar ganando, la de la atención de la opinión pública internacional sin cuya presión disminuye progresivamente la esperanza de una intervención que pudiera evitar la perpetuación del tirano y el baño de sangre y la represión que, con seguridad, supondría el triunfo de Gadafi.
Sin embargo todo ello no me parece que justifique el apartamiento del foco informativo sobre la revolución Líbia.
Me apena ver esos valientes rebeldes que se han levantado en dignidad contra el tirano y que ahora no sólo se están viendo acorralados por una fuerza militar superior y abandonados por una comunidad internacional torpe e indecisa, sino también postergados a un segundo plano informativo por los mismos medios que hasta hace unos días abrían sus ediciones dedicándoles sus principales titulares.
Para estos medios la revuelta libia ha perdido interés informativo y esta es la batalla más importante que el dictador puede estar ganando, la de la atención de la opinión pública internacional sin cuya presión disminuye progresivamente la esperanza de una intervención que pudiera evitar la perpetuación del tirano y el baño de sangre y la represión que, con seguridad, supondría el triunfo de Gadafi.
Es comprensible que la catástrofe en Japón acapare la atención priorotaria de los medios de comunicación, pero me da la impresión de que si esta revolución libia se queda fuera del foco informativo, le quedarán, y nunca mejor dicho, poco más de dos telediarios.
jueves, 10 de marzo de 2011
Revolución a otro lado del Estrecho
A la vista de los últimos acontecimiento que se suceden en los paises de Magreb y Oriente Medio se puede suscitar la duda de si nos encontramos ante aquello de que todo cambie para que todo siga igual, o bien si estamos asistiendo a cambios verdaderamente sustanciales e incluso revolucionarios.
Yo me inclino a pensar que a partir de que las revueltas triunfaran en Tunez y sobre todo en Egipto, en el mundo árabe y sus aledaños ya nada volverá a ser igual. Lo intuyo en los ojos de los manifestantes más jóvenes, en los que aprecio la firme e irresistible determinación del ciudadano harto de ser humillado y pisoteado por regímenes represores y corruptos. Lo veo en la mirada colectiva y en la actitud decidida de esa masa cívica que se manifiesta en las plazas sin temor, y que ha tomado conciencia de su situación y no está dispuesta a dar un paso atrás en la reivindicación de libertad y dignidad, desde la convicción sobrevenida, y este es el cambio fundamental al que estamos asistiendo, de que los regímenes y las dictaduras que les oprimen no son tan fuertes ni inamovibles como a ellos y a todos nosostros nos habían hecho creer, ni tan listos y capaces sus cleptócratas opresores como para controlar las energías de un pueblo harto de injusticia y humillación, al que las nuevas tecnologías proporcionan no sólo una visión global del mundo en el que viven, sino también la posibilidad real e organizarse.
Tal vez la cercanía en el tiempo y la velocidad con que se suceden los acontecimientos nos dificultan evaluar su dimensión, pero hay evidencias que permiten albergar que realmente estamos asistiendo a una auténtica revolución, en la que por primera vez los pueblos árabes pueden sentir al alcance de su mano la democracia, con todas sus impefecciones y a expensas de los inevitables vaivenes en el proceso que habrá de llevarles a su instauración, pero con los ingredientes esenciales que permiten definirla como tal, los que aderezan el concepto soberanía popular, el principio fundamental de que el poder reside en el pueblo.
El rey de Marruecos anunció ayer una profunda reforma constitucional por la que se vería privado de su ancestral prerrogativa de nombrar al jefe del gobierno, al tiempo que se reforzarán los poderes del parlamento y el poder judicial, todo ello en el marco de elecciones "libres y sinceras". El de Yemen ha dicho algo parecido.
Aunque pueda pasar inadvertido, a lo que estamos asistiendo no es nada más y nada menos que el fin del absolutismo en países que hasta ahora no habían conocido otro régimen de gobierno, y aunque estos cambios se quieran presentar como un proceso de reformas, la verdadera dimensión de lo que está ocurriendo, bien visto, presenta una trascendencia revolucionaria.
miércoles, 9 de marzo de 2011
Pon a Kipling en tu vida
Este Kipling es único para subirle a uno la moral. En un momento en el que el comentario político, por diversas razones, no me motiva, casualmente me he encontrado con el imprevisto apoyo de la poesía, y muy particularmente con el de algunos poemas de Kipling, alguien cuyo nombre me sonaba y que ahora he descubierto que es una de las figuras cumbres de las letras inglesas, autor entre otras muchas obras del famoso "Libro de la selva".
Aunque no he leído su obra ya digo que he tenido la suerte de toparme con dos de sus poemas: uno de ellos "Si" o "If", al que me referí en la entrada anterior, y en el que el poeta evoca magistralmente los retos a los que nos enfrentamos cada día, y este otro que acabo de descubrir, que me parece pura medicina emocional.
CUANDO VAYAN MAL LAS COSAS
Cuando vayan mal las cosas
como a veces suelen ir,
cuando ofrezca tu camino
sólo cuestas que subir,
cuando tengas mucho haber
pero mucho que pagar,
y precises sonreír
aun teniendo que llorar,
cuando ya el dolor te agobie
y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debes
pero nunca desistir.
Tras las sombras de la duda,
ya plateadas ya sombrías,
puede bien surgir el triunfo,
no el fracaso que temías,
y no es dable a tu ignorancia
figurarse cuan cercano,
puede estar el bien que anhelas
y que juzgas tan lejano,
lucha, pues por más que en la
brega tengas que sufrir.
¡Cuando todo esté peor,
más debemos insistir!
Si en la lucha el destino te derriba,
si todo en tu camino es cuesta arriba,
si tu sonrisa es ansia satisfecha,
si hay faena excesiva y vil cosecha,
si a tu caudal se contraponen diques,
Date una tregua, ¡pero no claudiques!
como a veces suelen ir,
cuando ofrezca tu camino
sólo cuestas que subir,
cuando tengas mucho haber
pero mucho que pagar,
y precises sonreír
aun teniendo que llorar,
cuando ya el dolor te agobie
y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debes
pero nunca desistir.
Tras las sombras de la duda,
ya plateadas ya sombrías,
puede bien surgir el triunfo,
no el fracaso que temías,
y no es dable a tu ignorancia
figurarse cuan cercano,
puede estar el bien que anhelas
y que juzgas tan lejano,
lucha, pues por más que en la
brega tengas que sufrir.
¡Cuando todo esté peor,
más debemos insistir!
Si en la lucha el destino te derriba,
si todo en tu camino es cuesta arriba,
si tu sonrisa es ansia satisfecha,
si hay faena excesiva y vil cosecha,
si a tu caudal se contraponen diques,
Date una tregua, ¡pero no claudiques!
"Porque en esta vida nada es definitivo, toma en cuenta que: todo pasa, todo llega y todo vuelve"
domingo, 6 de marzo de 2011
La impostura del éxito y la derrota
En una columna de El País de hoy Juan Cruz refiere un verso del famoso poema If, de Kipling, en el que el poeta inglés nos advierte de que las sensaciones de triunfo y de derrota son dos impostoras a las que conviene dar el mismo tratamiento pues, como apunta Cruz, al final siempre nos espera la vida para relativizarlo todo, de tal modo que en la euforia del triunfo encontraremos también la desazón inevitable, y en la tristeza de la derrota la ocasión para albergar esperanza y alegría.
El pensamiento me ha parecido muy interesante y me ha dado ocasión para reflexionar, lo que siempre viene bien al espíritu, además de en cierto modo reconfortarme, lo que también es una evidencia de que atravieso un momento en el que prevalecen las incertidumbres.
Creo que Kipling expresa un planteamiento vital muy positivo y extraordinariamente útil que me interesa y quiero retener; el de que debemos evitar envanecernos de nuestros éxitos y reparar en que pueden ser, y en general lo son, efímeros, y casi siempre incompletos e incapaces de proporcionarnos la felicidad plena, al tiempo que tampoco debemos dejarnos dominar por la inevitable pesadumbre que es normal que acompañe a nuestros fracasos, pues en estos también debemos, porque podemos conseguirlo, esforzarnos en encontrar motivos que nos permitan ser felices, o lo que tal vez sea lo mismo, sentirnos dignos de ser quienes somos.
La interesante columna de Juan Cruz también me ha llevado a conocer el magnifico poema de Kipling y acercarme a la figura de su autor, y sobre todo me ha proporcionado la ocasión de valorar la apacible sensación de no desear el mal de nadie y de querer y saberme querido por los mios, todo lo cual me sirve para dar por más que bien aprovechado este domingo.
If
Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,
han perdido la suya y te culpan de ello.
Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aún así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.
Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruírlo con herramientas maltrechas.
Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un sólo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos que valieron la pena recorrer...
Todo lo que hay sobre La Tierra será tuyo,
y lo que es más: serás un hombre, hijo mío
El pensamiento me ha parecido muy interesante y me ha dado ocasión para reflexionar, lo que siempre viene bien al espíritu, además de en cierto modo reconfortarme, lo que también es una evidencia de que atravieso un momento en el que prevalecen las incertidumbres.
Creo que Kipling expresa un planteamiento vital muy positivo y extraordinariamente útil que me interesa y quiero retener; el de que debemos evitar envanecernos de nuestros éxitos y reparar en que pueden ser, y en general lo son, efímeros, y casi siempre incompletos e incapaces de proporcionarnos la felicidad plena, al tiempo que tampoco debemos dejarnos dominar por la inevitable pesadumbre que es normal que acompañe a nuestros fracasos, pues en estos también debemos, porque podemos conseguirlo, esforzarnos en encontrar motivos que nos permitan ser felices, o lo que tal vez sea lo mismo, sentirnos dignos de ser quienes somos.
La interesante columna de Juan Cruz también me ha llevado a conocer el magnifico poema de Kipling y acercarme a la figura de su autor, y sobre todo me ha proporcionado la ocasión de valorar la apacible sensación de no desear el mal de nadie y de querer y saberme querido por los mios, todo lo cual me sirve para dar por más que bien aprovechado este domingo.
If
Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,
han perdido la suya y te culpan de ello.
Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aún así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.
Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruírlo con herramientas maltrechas.
Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un sólo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos que valieron la pena recorrer...
Todo lo que hay sobre La Tierra será tuyo,
y lo que es más: serás un hombre, hijo mío
domingo, 30 de enero de 2011
Sobre futuro y esperanza
Las últimas medidas que está tomando el gobierno son de todo punto necesarias. Creo que todo el mundo lo sabe. La situación económica, con independencia de donde provengan las culpas, obligan a adoptarlas. El gobierno y el partido socialista que lo sustenta están haciendo, por tanto, lo correcto.
Sin embargo no creo que esta actitud le vaya a reporatr ningún beneficio electoral. La gente sabe que el esfuerzo ahora es necesario y hasta ahí puede entender lo que se está haciendo; puede asumir el sacrificio que ello supone. Pero el gobierno y el partido socialista están siendo incapaces de aportar la más mínima luz de esperanza. No de que se supere la crisis, que todo el mundo sabe que más tarde o más temprano se superará, sino de que en un futuro a medio o largo plazo, pongamos cinco o diez años, las cosas podrían ser mejor que como se nos anuncian. La sensación que se está instalando es la de que estamos dando un paso atrás y que esa nueva posición es irreversible.
Y eso causa frustración y desesperanza; y la sensación de que todo puede ir a peor.
Yo no creo que esto vaya a ser así. Creo que el futuro de nuestros hijos e incluso el nuestro va a ser mejor que como se nos dibuja. Tengo esperanza de que sea así; o mejor dicho, creo que podría ser así, que con el esfuerzo de todos y el talento de la gente saldremos adelante y progresaremos; que hoy se recortan las pensiones pero que dentro de un tiempo, podríamos estar en condiciones de mejorarlas; pero nadie y mucho menos este gobierno está mandando un mensaje postivo en ese sentido; no se alimenta ni se da pie a la esperanza; y eso es lo que está causando el desapego de la gente; y esa es la causa de la declinante valoración que está sufriendo.
Sin embargo no creo que esta actitud le vaya a reporatr ningún beneficio electoral. La gente sabe que el esfuerzo ahora es necesario y hasta ahí puede entender lo que se está haciendo; puede asumir el sacrificio que ello supone. Pero el gobierno y el partido socialista están siendo incapaces de aportar la más mínima luz de esperanza. No de que se supere la crisis, que todo el mundo sabe que más tarde o más temprano se superará, sino de que en un futuro a medio o largo plazo, pongamos cinco o diez años, las cosas podrían ser mejor que como se nos anuncian. La sensación que se está instalando es la de que estamos dando un paso atrás y que esa nueva posición es irreversible.
Y eso causa frustración y desesperanza; y la sensación de que todo puede ir a peor.
Yo no creo que esto vaya a ser así. Creo que el futuro de nuestros hijos e incluso el nuestro va a ser mejor que como se nos dibuja. Tengo esperanza de que sea así; o mejor dicho, creo que podría ser así, que con el esfuerzo de todos y el talento de la gente saldremos adelante y progresaremos; que hoy se recortan las pensiones pero que dentro de un tiempo, podríamos estar en condiciones de mejorarlas; pero nadie y mucho menos este gobierno está mandando un mensaje postivo en ese sentido; no se alimenta ni se da pie a la esperanza; y eso es lo que está causando el desapego de la gente; y esa es la causa de la declinante valoración que está sufriendo.
miércoles, 5 de enero de 2011
Milagro alemán y cinismo interesado
El "milagro" económico alemán resulta verdaderamente sorprendente en el contexto de crisis económica en que tiene lugar. Sin embargo algunos datos hay que tener presente para comprender cuál es la verdadera dimensión del espectacular incremento del empleo que experimenta Alemania.
Hay que saber, por ejemplo, que casi cinco millones de trabajadores alemanes tienen contratos de 400 euros mensuales y que aumenta el número de contratos temporales.
Estos datos no restan valor a una evolución económica tan positiva, sino que tal vez la expliquen y en cualquier caso describen la realidad tal como es.
Lo que resulta más sangrante es el cinismo y la frivolidad interesada con que algunos tratan estas cuestiones y manipulan la información.
Cuando el sr. Arenas pone de ejemplo, como hizo ayer en unas declaraciones, el modo en que Alemania afronta la crisis debería poner también estos datos sobre la mesa, y explicar qué tipo de contratos quiere para los españoles.
Interesante el siguiente artículo.
Hay que saber, por ejemplo, que casi cinco millones de trabajadores alemanes tienen contratos de 400 euros mensuales y que aumenta el número de contratos temporales.
Estos datos no restan valor a una evolución económica tan positiva, sino que tal vez la expliquen y en cualquier caso describen la realidad tal como es.
Lo que resulta más sangrante es el cinismo y la frivolidad interesada con que algunos tratan estas cuestiones y manipulan la información.
Cuando el sr. Arenas pone de ejemplo, como hizo ayer en unas declaraciones, el modo en que Alemania afronta la crisis debería poner también estos datos sobre la mesa, y explicar qué tipo de contratos quiere para los españoles.
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